Tras la ola de ejecuciones que ocurrieron en la ciudad durante los días recientes, varios contingentes de policías estatales, federales, municipales y del Ejército recorren la ciudad a todas horas.
Siempre sucede lo mismo. Después de una ola de violencia, los cuerpos de seguridad realizan estos operativo no para acabar con la delincuencia organizada sino para transmitir a la ciudadanía un mensaje de confianza, que se sienta la población tranquila porque hay vigilancia.
Y en estas rutinas se detiene por supuesto a dos o tres vendedores de narcóticos, o personas que portan armas, se difunden los "golpes" a la delincuencia, los contingentes siguen unos días más patrullando y se van.
Enseguida regresa la escalada de violencia, las bandas se cobran cuentas pendientes y aparecen más cadáveres aquí y allá.
Luego regresan de nuevo los contingentes y así se cierra un ciclo y empieza otro.