El cierre de campañas electorales en Cajeme tuvo dos protagonistas centrales: los cantantes  Julión Álvarez y Julio Preciado.

¿Quién jala más raza? El Julión que cantó en el mitin de Isa Isa Eloísa o el Preciado que gorgoreó en el mitin del Roger.

La respuesta podría ser un empate porque ambos eventos lucieron grandes llenos, con multitudes que soportaron los discursos a cambio de ver y escuchar a sus ídolos.

Todo tuvo que aguantar la pobre gente, hasta la ramplonería de los amenizadores que gritaban y se hacían los chistosos con rutinas tan precarias como su lenguaje.

Luego vinieron los discursos de los candidatos, se refrendaron las promesas de campaña, expresaron su confianza en el triunfo, ya ganamos dijeron todos y agradecieron el apoyo del generoso pueblo que les permitirá sacrificarse tres años por los grandes ideales que mueven a la clase política cajemense.

Nada nuevo tampoco, así son y han sido las campañas electorales en el México contemporáneo y Cajeme no puede ser la excepción. Ganarán unos, no ganarán otros, y el pueblo mexicano, el cajemense, perderá una vez más gane quien gane.