Para un adulto escuchar un narcocorrido puede ser igual que cualquier otro tipo de música que ameniza la fiesta o que lo entretiene mientras lava el carro, pero si lo hace en presencia de un menor de edad, puede contribuir a la formación de un niño violento, rebelde, con déficit de atención e incluso fomentar en él deseos de ser como esos hombres de los que hablan las canciones, dijo Jorge Rosas Mendívil.
El psicólogo clínico del Centro de Integración de la Familia y el Adolescente (CIFA) expuso que de los cero a los 8 años de edad, queda constituida la personalidad del ser humano y si mientras el menor crece escuchando este tipo de música que habla de las vivencias de personas relacionadas con el narcotráfico y además no vive en una familia integrada, su máxima aspiración podría ser pertenecer a este mundo.
“Los papás no están, casi no hacen presencia con los niños, esto deja un vacío que llena el medio que rodea a ese niño y esto va generando también agresión”, expuso.
Rosas Mendívil expuso que el niño buscará en una edad más avanzada el mundo de los excesos, sin reglas, el dinero fácil que le permita acceder a vehículos de lujo, mujeres, viajes, por lo que recomendó a los padres de familia evitar escuchar en presencia de sus hijos los narcocorridos.
“Que los papás vean que ellos pueden escuchar porque ya son adultos, pero un niño tiene una sensibilidad diferente, no puede digerir tanta violencia, tantas muertes y eso lo angustia, por eso es importante ver cómo, cuándo, dónde el padre escucha las canciones”, detalló.