El hombre más poderoso de México no es Carlos Slim, Felipe Calderón o Emilio Azcárraga. De hecho es una mujer. Elba Esther Gordillo dirige un partido político, influye decisivamente en varios gobernadores y controla un millón y medio de agremiados que reciben un presupuesto anual de 25 mil millones de dólares anuales.
Hace unos meses escribí un artículo intitulado “¿Qué hacemos con Elba Esther Gordillo?” En él externaba la preocupación de muchos por el enorme poder que le había conferido Felipe Calderón, como pago de su alianza. Luego de seis meses del ejercicio de este poder de parte de la Maestra, me parece que tendríamos que hacernos otra pregunta: ¿Qué va hacer Elba Esther con todos nosotros?
¿Exagerado? Hace unas semanas en un programa de televisión en vísperas de la negociación salarial del 15 de mayo, intentamos entrevistar a las dos partes involucradas, es decir, al sindicato y a la SEP. Por la parte del sindicato asistió Rafael Ochoa Guzmán, el hombre de confianza de Gordillo, y del lado contrario, de parte de la SEP, se presentó el subsecretario de educación básica Fernando González…el yerno de Gordillo.
Los números no mienten. La negociación obtenida consiste en 7 por ciento de incremento, casi el doble que la inflación y superior al aumento de los burócratas. Esos privilegios estarían justificados si efectivamente el mejoramiento del salario de los maestros se tradujera en un mejor nivel educativo para el país.
Pero no es así.
En los últimos años el gasto por alumno se ha multiplicado por seis, pero los indicadores de calidad en el desempeño escolar siguen desplomándose.
El magisterio absorbe 90 por ciento del gasto total en educación, la proporción más alta de todos los países del mundo donde hay información confiable. En Estados Unidos los salarios son inferiores al 50 por ciento del gasto educativo, por ejemplo. En México el SNTE ha distorsionado la estructura del gasto para canalizar los recursos a los salarios en detrimento de la infraestructura y los recursos pedagógicos.
Una parte del problema es que el éxito profesional dentro del magisterio depende más de la lealtad al sindicato que al desempeño en las aulas. Pese a la recomendación de todos los expertos para que el incremento salarial de mayo pasado estuviese condicionado al desempeño de los profesores, el SNTE rechazó cualquier sistema de responsabilidad académica.
Esto significa que el sindicato dominado discrecionalmente por Gordillo controla un presupuesto anual destinado a maestros cercano a 3 por ciento del producto interno bruto, lo cual supone una proporción que fluctúa entre 20 mil y 25 mil millones de dólares anuales. En otras palabras, el equivalente a la mitad de la fortuna de Slim se destina a los agremiados bajo control de la Maestra.
En respuesta a las críticas en los últimos días el SNTE ha puesto en marcha una inmensa campaña mediática para convencernos de que no existe una educación de primera y otra de segunda. Podrían estar en lo correcto, aunque por razones involuntarias: cada vez en mayor proporción la educación primaria pública se está uniformando hacia abajo, para convertirse toda en una educación de segunda clase.
Sin embargo, en la política el SNTE nunca había sido tan poderoso.
No es casual que la única reforma del Estado que hasta ahora ha intentado el gobierno de Calderón, haya sido la relativa a la ley del ISSSTE, un bastión entregado a ese grupo político, con la titularidad de Miguel Ángel Yunes. “La Maestra” recibió además la Lotería Nacional, por conducto de su financiero de toda la vida, Francisco Yánez, y la secretaría técnica del Sistema Nacional de Seguridad Pública para Roberto Campa, ex candidato presidencial del PANAL.
Algunos habían interpretado la excesiva generosidad de Felipe Calderón para con este grupo político como una especie de pago momentáneo por la alianza “forzada” en el proceso electoral. Según esta tesis, Calderón buscaría afianzarse en Los Pinos, para luego rescatar del corporativismo mafioso a la educación nacional. Por desgracia los hechos no parecen caminar en esa dirección.
Por un lado, la vinculación entre el PANAL y el PAN se confirma con cada elección regional haciendo del primero un partido al servicio del presidente (incluso con mayor lealtad que el propio PAN de Manuel Espino).
Por otra parte, el grupo político presiona directamente y a través de periodistas y columnistas para exigir la renuncia de Josefina Vázquez Mota como titular de la SEP, para colocar a una figura más “a modo” para los intereses de la Maestra Gordillo. Hay fuertes indicios de que lo van a conseguir más temprano que tarde.
Pero sobre todo las reformas del ISSSTE muestran la enorme confianza de Calderón en su alianza con Gordillo. Su jugada más arriesgada en materia de políticas públicas decidió asumirla en el campo que tutela la Maestra, lo cual acrecienta el peso e influencia de este grupo político.
Felipe Calderón decidió sacrificar valores importantes (democráticos, calidad de la educación) en aras de consolidarse en el poder. Pero nada resulta gratis. La inesperada y cada vez más radical protesta en contra de las reformas del ISSSTE es encabezada justamente por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, es decir la disidencia del sindicato. La CNTE teme que estas reformas le otorguen un poder aún mayor a Gordillo y a Yunes, al convertirse en gestores de un fondo de pensiones de valor incalculable. Y tiene razón.
Parecería que Calderón se ha empantanado en su relación con el grupo político que encabeza Elba Esther Gordillo. En lugar de comenzar a tomar distancia a medida que transcurre el sexenio, todo indica que cada vez está más atrapado en las celdas del panal.
Al costo del secuestro de la educación básica por parte de este corporativo, ha complicado el proyecto de reformas del ISSSTE al convertir a un grupo político en beneficiario de una ley que debió haber sido en provecho de todos.
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