Por la via corta y en fast track, Diego Cuevas se irá al infierno.
La causa de tan terrible destino es el sacrilegio que cometió este mozalbete de apenas 18 años, quien robóse un aparato de aire acondicionado en el templo del Espíritu Santo, ubicado en calles Pestalozzii y Salcido de la colonia Municipio Libre.
Debido a ese robo y con el cllima de estos días, el sacerdote del templo estaba condenado a sentir un calor de los mil demonios, pero por fortuna denunció a tiempo al sacrílego Diego y los policías, que son unos angelitos, luego luego detuvieron al ladronzuelo.
Cuando esto sucedió el monto de lo robado ya incluía una computadora, porque a Diego le gusta chatear, una impresora, con la que pensaba reproducir sus fotos, y un teléfono inalámbrico, para no levantarse de la cama cuando habla mucho.
Todo esto tuvo que devolver Diego y ahora ni rezando cien "padre nuestros" y cuarenta "ave marías" se salvará de una temporada en las infernales celdas del Cereso.
Dios perdona, pero el agente del MP no.