¿Conspiración electoral exitosa?
Guadalupe Hernández
Viernes 20 de Julio de 2012

Los medios informativos afines al proyecto político que tiene como producto visible a Enrique Peña Nieto, pretenden convencer a la ciudadanía que la diferencia entre éste y Andrés Manuel López Obrador superior a 3 millones de votos, es una diferencia incontrovertible. La contienda electoral para llegar a la Presidencia de la República, argumentan, es asunto concluido, la cuenta de votos así lo indica. Incluso promueven sus proyectos de reformas, perfilan su probable gabinete, lo proyectan como si fuera ya presidente electo.

Por su parte, dentro de la estrategia de afianzar el proceso electoral, las autoridades del IFE precipitadamente avalan la percepción de los mensajeros del duopolio Televisa – TV Azteca, olvidando o haciendo caso omiso de las denuncias previas a la elección,  presentadas tanto por el PAN como el PRD, por los excesivos gastos de campaña del PRI, la inducción al voto mediante encuestas tendenciosas y analistas mediáticos, descaradamente parciales, que se aprovecharon de la vulnerabilidad económica e informativa de una parte del electorado nacional. Con esto es obvia la violación del Artículo 41 Constitucional, argumento central de la estrategia legal presentada por el Movimiento Progresista en su impugnación presentada ante el IFE, artículo que en su fracción V expresa textualmente:

“La organización de las elecciones federales es una función estatal que se realiza a través de un organismo público autónomo denominado Instituto Federal Electoral, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios, en cuya integración participan el Poder Legislativo de la Unión, los partidos políticos nacionales y los ciudadanos, en los términos que ordene la Ley, en el ejercicio de esta función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores”.

Indiscutiblemente los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad fueron los grandes ausentes en el proceso electoral 2012, aún así, lo que parecía una campaña cómoda para el regreso a Los Pinos del “Ogro Filantrópico” se complica. Los meses de mayo y junio fueron para la estructura electoral de Enrique Peña Nieto una verdadera pesadilla. Un movimiento estudiantil que lo cuestiona duramente,  un repunte del candidato de las izquierdas, que tiene el apoyo de reconocidos científicos, intelectuales, artistas y estudiantes.

Los que antes se sentían seguros, el día de la jornada electoral aplican su plan B: La compra masiva de votos.

Las encuestadoras y los “analistas” mediáticos insistían que la ventaja de Peña Nieto era irreversible. En promedio le entregaban 15 puntos de ventaja sobre el segundo lugar. Nada más alejado de la realidad. AMLO les pisaba los talones. Pero el plan B funciona: EPN recibe 19.2 millones de votos y AMLO, 15.8. Es decir, la abismal diferencia que se anunciaba resulta falsa, lo que significa que de no recurrir a la compra de pánico de votos, el resultado pudo ser otro, consecuentemente, nos encontramos con otra elección presidencial viciada.

La manipulación de 3 a 5 millones de mexicanos, que a cambio de 100, 200, 500 y a veces hasta mil pesos, vendieron su voto al PRI, sin descartar la ilícita conducta del PAN, pueden truncar el proyecto de un mejor futuro para millones de mexicanos que no aceptan continuar con las reglas políticas vigentes, lo que significa que la película aún no termina, faltan interesantes capítulos que deben darnos repuestas a preguntas como las siguientes:

¿Existe la posibilidad de que la elección presidencial se anule? ¿El árbitro electoral aplicará rigurosamente la Ley? ¿La izquierda mexicana continuará en sus intentos de arribar a la Presidencia de la República por la vía electoral convencional casa seis años?

Pronto tendremos respuestas.

 
 

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