Antes como antes
Sergio Anaya
Jueves 09 de Agosto de 2012

En 1897 los yaquis y el ejército porfirista firmaron un acuerdo de paz en Estación Ortiz. Mientras los guerreros prometían deponer las armas y volver a la vida civil en sus pueblos diseminados alrededor del río, cerca de allí los ingenieros de la comisión científica designada por el Gobierno continuaban con su labor de deslindar los terrenos del valle.

La Paz de Ortiz sólo fue una quimera, una pausa en el enfrentamiento histórico que había iniciado dos atrás, en 1696, cuando yaquis, zuaquis y ocoronis se sublevaron en la Villa de San Sebastián contra el poder colonial.

Cuatro años después, en 1610, las tropas yaquis de Juan Lautaro derrotaron a las del capitán Diego Martínez de Hurdaide. Desde entonces fueron batallas chicas y grandes, levantamientos sofocados a sangre y fuego, golpes guerrileros y acuerdos de paz tan efímeros que las armas no alcanzaban a enfriarse.

Por eso la Paz de Ortiz, anunciada como un triunfo político del gobierno porfirista, se desvaneció en poco tiempo, dos años después. En 1899 los yaquis se sublevaron de nuevo y la respuesta del ejército federal no se hizo esperar.

En 1900 se intensifica la lucha, con episodios de crueldad infinita como la matanza del Mazocoba y la deportación de hombres y mujeres yaquis a los centros esclavistas de Valle Nacional y las haciendas de Yucatán.

De esa época de sangre y fuego quedan algunos testimonios fotográficos como la tarjeta postal que circulaba hace cien años y que ahora presentamos aquí. La inscripción en la parte inferior es muy clara: “Conferencia de paz en el Bacatete”, y allí aparecen los jefes de ambos ejércitos, el yaqui y el federal, posando para la historia.

 
 

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