Lastimarse para hacer trampa: cómo es el dopaje paralímpico
Matt McGrath / BBC Ciencia
Sábado 01 de Septiembre de 2012

¿Romper tu propio dedo del pie para ganar una medalla paralímpica? ¿Sentarse sobre un objeto afilado o estrangular tus propios testículos?

Eso es trampa, pero los científicos que controlarán a los atletas durante los Juegos Paralímpicos dicen que un tercio de los competidores con lesiones de médula pueden llegar a lastimarse a sí mismos para mejorar su desempeño.

La práctica, llamada boosting (puede ser traducida como "empuje" o "estímulo"), tiene como objetivo incrementar la presión sanguínea y de esta forma ser más competitivo.

El boosting está prohibido por el Comité Internacional Paralímpico (IPC, por sus siglas en inglés), pero algunos investigadores creen que hay atletas que recurren a estos actos desesperados para competir a un mayor nivel.

"Han habido momentos en los que yo específicamente me di un buena descarga eléctrica en la pierna o en un dedo", dice Brad Zdanivsky, un escalador cuadraplégico canadiense de 36 años que ha experimentado con boosting en el gimnasio.

"Eso hace que mi presión sanguínea pegue un salto y puedo levantar más peso o pedalear más duro, es efectivo".

Un periodista británico con años de experiencia cubriendo Paralímpicos señala que él ha escuchado de atletas usando pequeños martillos para golpearse o romperse un dedo del pie".

El objetivo es elevar no solo la presión sanguínea sino también el ritmo cardíaco.


Atajo

Cuando competidores sin ninguna discapacidad comienzan una actividad física exigente, como correr o nadar, la presión sanguínea y el ritmo cardíaco aumentan automáticamente. Atletas con lesiones medulares no obtienen esa respuesta de forma automática.

El boosting es un atajo para esa mayor presión sanguínea y la mejora del desempeño que viene con ella.

En términos médicos se la define como una inducción deliberada a una peligrosa condición común a los cuadriplégicos llamada disreflexia autonómica. Muchas actividades cotidianas que causan malestar, incluso algo tan trivial como quemarse con el Sol, puede disparar esta condición de forma natural.

Zdanivsky recurrió al boosting después de un accidente automovilístico en 1994 que destrozó su espina dorsal. Él no quiso que su condición le impidiera seguir con su pasión: escalar montañas.

"Traté diferentes formas de hacerlo. Uno puede dejar que la vejiga se llena, básicamente no ir al baño por algunas horas, y dejar que el dolor de tu vejiga lo haga".

"Alguna gente que practica deportes lo hace recurriendo a un catéter para que la vejiga se llene, ésa es la forma más fácil la más común, y uno puede rápidamente deshacerse del dolor dejando salir la orina".

"Yo fui un poco más allá, utilizando estímulos eléctricos en mi pierna, mi pie e incluso mis testículos".

Pero el boosting tiene un precio.

"Uno puede tener un pico de presión que fácilmente te puede volar un vaso sanguíneo detrás del ojo o te cause una apoplejía cerebral", admite Zdanivsky.

"Puede incluso detener tu corazón. Es muy desagradable, pero los resultados son difíciles de ignorar. El dicho es que los ganadores siempre piden la pelota. Así que no importa si es desagradable, logra resultados".


¿Cuántos?

Pero increíblemente poca investigación científica se ha realizado para evaluar cuántos atletas están dispuestos a estas medidas extremas para mejorar su desempeño.

Un estudio realizado por el IPC durante los Juegos Paralímpicos de Pekín mostró que alrededor del 17% de los entrevistados admitieron utilizar el boosting. Algunos expertos piensan que la cifra real podría ser mayor.

¿Podría llegar al 30%?, le pregunté al doctor Andrei Krassioukov, un profesor asociado de la Universidad de British Columbia que se ha especializado en problemas de médula.

"Correcto, es posible", me respondió.

"Como médico lo primero que te digo es que la gente quiere sentirse mejor, ellos se sienten mejor con su presión sanguínea alta. Pero lo segundo es el deseo de ganar, de competir en el mismo campo con otros atletas paralímpicos que tienen su presión sanguínea más alta".

Mientras muchos atletas con lesiones de médula sufrirán de baja presión sanguínea, existe una variación considerable entre un individuo y otro.

"Existe todavía una desventaja entre los atletas paralímpicos que tienen una presión sanguínea normal y aquellos que no, y esto coloca a muchos de ellos en una situación inferior", dice Krassioukov.

"Como médico entiendo perfectamente por qué los deportistas olímpicos hacen esto, pero como científico estoy horrorizado ante esta situación".

Él cree que cambios en el sistema de clasificación podrían ayudar, por ejemplo, modificando el sistema de puntos para que equipos con un similar nivel de discapacidad compitan entre ellos en rugby y básquetbol sobre ruedas.


Tipos de discapacidades

Actualmente, el sistema no tiene en cuenta la diferencia entre presión sanguínea y ritmo cardíaco.

El jefe de médicos del IPC, Peter Van de Vliet, dice que no existe información que apoye -o desmienta- el estimado de Krassioukov, de que más del 30% de atletas con lesiones espinales recurran al boosting.

Es una práctica inaceptable, opina, y añade que el IPC no tiene ninguna simpatía con esa idea de que nivela la competencia.

Van de Vliet informa que el IPC no tiene planes de añadir características fisiológicas a sus sistemas de clasificación.

"La clasificación paralímpica para atletas con discapacidad física está basada en discapacidades neuronales, musculares o en su esqueleto, más que fisiológicas".

Durante los juegos de Pekín, el IPC realizó cerca de 20 controles de presión sanguínea en atletas antes de las competencias y no encontró una clara evidencia de boosting.


"Lata de lombrices"

El Comité ha dicho que continuará monitoreando a los deportistas paralímpicos antes de los eventos en Londres.

Cualquiera sospechoso de boosting (los síntomas incluyen sudor, manchas en la piel y "piel de gallina") será sujeto a un chequeo.

Si se encuentra a un deportista con una presión arterial sistólica (línea superior) de 180 mmHg (milímetros del mercurio) o superior, no será autorizado a competir en esa prueba, pero no recibirá una sanción a largo plazo.

Brad Zdanivsky dice que chequeos como estos no serán efectivos para terminar con el boosting. Según el escalador, uno necesitaría monitorear la presión sanguínea regularmente sobre un periodo determinado para ser capaz de confirmar si se produjo esta práctica.

"No existe una solución real, es una horrible lata de lombrices que nadie quiere abrir ni hablar de ella", dice Zdanivsky.

Él cree que solo un suceso trágico puede sacar el tema a la superficie.

"Un día va a ocurrir que alguien sufrirá un accidente cerebrovascular en medio del estadio y entonces ellos tendrán que hablar de esta situación".

 
 

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