En la década de los 90s se vivió un fenómeno curioso en la música de amplia difusión como una reacción al exceso y alejamiento de la esencia musical. Luego de una década cargada de sintetizadores, efectos flanger y sobreproducciones que resultaban en un sonido engolado, aunado a un ambiente de vana parafernalia, surgió una corriente que representó la vuelta a la sencillez, a lo auténtico, a lo cercano, cuyo medio fue la serie de conciertos para televisión “MTV Unplugged”.
En esta serie de conciertos, el formato pone a los artistas a tocar en vivo su repertorio con instrumentos acústicos en vez de eléctricos (por ello lo de desenchufado) en un escenario que propicia un ambiente acogedor, relajado e íntimo, más cercano al público. En ellos han participado ya una gran cantidad de artistas, y si bien habría que mencionar varias presentaciones memorables, tales como las de Paul McCartney, Nirvana, R.E.M., Bob Dylan, Alice in Chains y Pearl Jam, entre otros, hoy toca hablar de una que se volvió mítica de inmediato y despertó interés especial en el melómano y el amante de la guitarra: la de Eric Clapton y su banda.
Cuando se llevó a cabo, el 16 de enero de 1992, en los Bray Studios, Clapton era ya una consolidada leyenda, aunque su popularidad estaba lejos de ser aquella que llegó a tener con Cream a finales de los 60s o como solista por buena parte de los 70s. Durante los 80s, Clapton se esforzó por sonar a la moda y volver a las listas. Cambió su banda y hasta se hizo de los servicios de Phil Collins en la producción, pero ese sonido y esas maneras ochenteras estaban lejos de su estética y de su personalidad.
Nunca se imaginó que la simple vuelta a sus raíces musicales sería el nuevo impulso de su carrera. Que la transmisión de este concierto desenchufado y el disco resultante, resultarían todo un fenómeno comercial y hasta cultural, ya que el repertorio consistió básicamente en covers de blues de principios de siglo y algunas nuevas canciones de su autoría, varias relacionadas a la trágica muerte de su hijo un año antes. No hubo hits de su carrera salvo una reelaboración bastante buena de “Layla”, ahora más lenta, suave y cadenciosa que le dio un carácter más sensual.
Presentó pues una música para adultos y no de aplauso fácil, pero, al parecer, Clapton ofreció la música que por alguna razón en ese entonces muchos necesitaban escuchar, incluidos los más jóvenes, “la generación MTV”, que le descubrió y a través de él, no pocos de ellos, al blues. La transmisión resultó ser la de mayor audiencia de la serie y el álbum el disco del año y el más vendido de Clapton. Luego tuvo que llevarse en un costal los Grammys.
La triste y bella canción Tears in Heaven logró tocar fibras sensibles y fue un fenómeno aparte. Sonó por todas partes y la versión de estudio quedó completamente relegada ante la aún más emotiva versión del Unplugged. La estupenda banda la integraron: Andy Fairweather Low (segunda guitarra), Nathan East (bajo), Steve
Ferrone (batería), Ray Cooper (percusiones), Chuck Leavell (piano), Katie Kissoon y Tessa Niles (voces de fondo). La misma de la gira con George Harrison en Japón.
Algo que añadió atractivo a la presentación, fue la variedad de guitarras que Clapton utilizó y con las que hizo gala de su versatilidad en la ejecución de ellas con diferentes técnicas: el estilo punteado con los dedos, con púa y utilizando slide. Tocó una guitarra clásica de José Ramírez III, una resonadora o dobro y tres acústicas marca Martin: una modelo 000-42 de 1939, una modificada del 66’ y otra de doce cuerdas.
El repertorio de la presentación por televisión fue:
1. Signe (Eric Clapton)
2. Before You Acusse Me (Bob Diddley)
3. Hey Hey (Big Bill Bronzy)
4. Tears in Heaven (Eric Clapton & Will Jennings)
5. The Circus Left Town (Eric Clapton)
6. Lonely Stranger (Eric Clapton)
7. Nobody Knows You When You re Down and Out (Bessie Smith)
8. Layla (Eric Clapton & Jim Gordon)
9. Running on Faith (Jerry Williams)
10. Walkin lues (Robert Johnson)
11. Alberta (Snooks Eaglin)
12. San Francisco Bay Blues (Jesse Fuller)
13. Malted Milk (Robert Johnson)
14. Old Love (Eric Clapton & Robert Cray)
15. Rollin & Tumblin (Muddy Waters)
En el disco no se incluyó The Circus Left Town, desafortunadamente…
Si algo transmiten las interpretaciones de Clapton es intensidad. Su voz, notablemente más suelta y madura que en los 70s, fue particularmente adecuada para el blues. Como guitarrista, posee ese raro don que nada tiene que ver con la práctica o con el estudio, el cual, le permite arrancar a ese trozo de madera los sonidos adecuados para hacernos sudar frío, ello cuando se lo propone o cuando de plano no le queda de otra, porque también parece, y no pocas veces, que es arrastrado por el flujo musical que el mismo propicia. En el Unplugged, ello sucede.
El tiempo pasa rápido, 20 años del Eric Clapton Unplugged.