Encarnación Vázquez, mezzosoprano y José Luis Ordoñez, tenor, acompañados por Józef Olechowski, en el piano, se presentaron ayer ante un numeroso público en el escenario principal de la Plaza Álvaro Obregón en lo que fue la noche de clausura del Festival Tetabiakte.
Artistas de larga trayectoria y buenos méritos profesionales, han abordado en sus carreras amplio y diverso repertorio. En esta ocasión, ofrecieronun recital que constó de canciones muy populares. El programa fue: Habanera (Bizet), O’ sole mio (Capurro/Capua), Siboney (Ernesto Leucona), Solamente una vez (Agustín Lara), Amapola (Lacalle), Dónde estás corazón (Martínez Serrano), Júrame (María Grever), Despedida (María Grever), Arráncame la vida (Agustín Lara), Piensa en mi (Agustín Lara), Granada (Agustín Lara) y Cielito Lindo (Quirino Mendoza).
La buena nueva fue que la presidencia municipal de Cajeme compró un piano. Ya se requería uno desde hace muchos años, pues era una pena que se estuviera batallando cada que se ocupaba uno buscando prestado o rentado entre dos no muy buenas opciones de instrumento. Ahora, ello no será una limitante para invitar a artistas y hacer buenos recitales con piano o conciertos para piano y orquesta. Se trata de un buen piano de media cola marca Yamaha que ojalá se use mucho y se cuide mucho. Ha sido una excelente inversión y un importante aporte para nuestro municipio.
Volviendo a lo típico: el repertorio. Una vez más demasiada condescendencia. Resulta curioso que habiendo tanta música, tantas canciones, tantos estilos, se recurra una y otra vez a lo mismo. Da la impresión de que se teme que el público “no entienda” (como si la música fuera para entenderse) otras músicas y abandone el asiento. De que se busca engancharlo e introducirlo a música más culta a través de lo más simple y lo más divulgado aunque luego no se sabe cuándo salir de esa fase. Además, es una estrategia (si es el caso) de dudosos resultados.
En música, si bien el tener conocimientos y experiencia previa puede ayudar,estos no son requisitos indispensables para que una obra, por rica, compleja o atípica que sea, nos guste o provoque, estimule la memoria, la imaginación y los pensamientos. Solo se necesita estar dispuesto a escuchar (y en esa disposición dejar de esperarlos clichés de lo típico). Ello, aunado a un entorno adecuado y con una buena interpretación, es entonces cuando sucede que la música, la buena música, «nos habla» directamente.
Volviendo al evento, Encarnación y José Luis fueron ganando en seguridad tanto en la afinación como en la articulación conforme se desarrolló el recital y el público, tranquilo, disfrutó el evento. Una y otra vez reiteraron su gusto y agradecimiento por haber sido invitados a este festival y por la recepción del público.
Encarnación se despidió diciendo: “Yo los invito a que sigan impulsando un festival como éste el cual ya es importante”. José Luis, por momentos convertido en un showman, interpretando Granada, se “aventó” un “¡Olé Olé!, Obregón: Tierra de la mejor cecina y machaca” que arrancó las risas. Y Jozef Olechowski estrenó con buena ejecución el nuevo piano de Cajeme.
Homenaje a Celso Aguilar
Y el cierre de once días de Festival fue un merecido homenaje a Celso Aguilar, el saxofonista cajemense que merece figurar como personaje principal en un evento cultural que pretende ser de primer nivel.