En la manzana que hoy ocupa el parque “Los Pioneros” estuvo el Hospital Municipal de Ciudad Obregón, institución en la que prestaron sus servicios los médicos más prestigiados de la ciudad desde la década de los cuarenta hasta los setenta.
La morgue del Hospital motivaba historias de terror que inventaban los vecinos y sacudían de miedo a quienes, niños o adultos, pasaban por ese lugar en altas horas de la noche.
Fueron famosos algunos de los muertos que pasaron por la plancha de esa morgue, aunque la mayoría quedó en el anonimato, disfrutando de una muerte tranquila y sin estar expuesto a las lenguas viperinas que no respetaban a nadie, ni siquiera a los difuntos.
Así murió el teporocho que aparece en la foto de este día, sin más compañía que la de los policías de guardia, incluyendo al jefe de investigaciones y al improvisado forense que dictaminaba las causas que obligaron al susodicho cadáver a “estirar la pata”, “colgar los tenis” o “chupar Faros”.