En el fútbol como en muchos otros deportes, uno debe demostrar, jugada a jugada, juego a juego, su real valía. La superioridad histórica cuenta en la medida que se demuestre en la cancha.
Lo anterior no es nuevo, uno lo ve juego a juego, en las competencias a nivel nacional e internacional. Si el equipo “superior” desde los primeros minutos demuestra esa condición, el partido se tornará a favor de él en la mayoría de las veces. Pero si el llamado “gigante” aparece lento y errático el supuesto débil se tornará fiero y fuerte.
El equipo actual de la selección Nacional, en cuanto a hombres, es por mucho uno de los mejores de todos los tiempos. Nunca antes tantos jugadores mexicanos habían triunfado en el extranjero: me refiero a Salcido, Osorio, Neri Castillo, Rafa Márquez, Pavel Pardo.
Y cuando todos pensábamos que con este equipazo México demostraría su real valor futbolístico, nos volvemos a encontrar con un equipo ratón. Viene a mi memoria el segundo tiempo del partido México contra Panamá en esta llamada copa de oro. A este último ya le habían expulsado a dos jugadores, y curiosamente los panameños nos tenían a lo once mexicanos metidos en nuestra cancha. Tomaba la pelota cualquier panameño y nos ponía a temblar.
Las críticas no se hicieron esperar. Pero los jugadores mexicanos y en primer lugar su entrenador Hugo Sánchez, nos quiso convencer de que los equipos débiles habían crecido mucho. Pero uno se pregunta ¿A tal grado de que nueve jugadores nos hagan ver tan mal?
México juega contra Honduras, Cuauhtémoc Blanco se hace expulsar en los minutos iníciales del segundo tiempo y todo el equipo mexicano se mete en su cancha. Y otra vez se notan temerosos, ratoneros, sobre todo sin saber cómo hacerle. Finalmente Honduras aprovecha nuestros miedos y nos gana dos a uno.
El entrenador Hugo Sánchez le echa la culpa a la cancha y otra vez al crecimiento del fútbol en todas partes.
Acabo de ver el partido Panamá contra Estados Unidos, y el segundo prácticamente si sudó, le ganó al Panameño fallando cuando menos cinco goles.
Hugo Sánchez se ve como técnico de la Selección Nacional muy errático. Los cambios los hace tarde y no le resultan. Uno ve a los jugadores cómo si no supieran qué hacer en la cancha. No se acompañan, no hacen coberturas, no se entienden. Todo parece indicar que al entrenador se le está haciendo bolas el atole. Y su gran bandera de ser un gran motivador, ha demostrado que en torneos en serio, no es suficiente. Hace falta que demuestre lo que debió haber aprendido al ser dirigido por los entrenadores de primer nivel que tuvo cuando fue uno de los indiscutibles en Europa: La táctica para saber qué hacer en los momentos adversos y los favorables.
El equipo mexicano tiene un muy buen equipo pero parece que hace falta que su entrenador deje de quejarse, y actúe más. |