Caminos para llegar a los espacios que me habitan: Mario Moreno Z.
Carlos Sánchez
Lunes 28 de Enero de 2013

Álamos.- Su voz tiene la cadencia de un pincel sobre el lienzo. Su mirada es una mirada hacia su interior después de haberlo visto todo, o casi todo.

En el ejercicio de mirar, Mario Moreno Zazueta encuentra los motivos para la construcción de su obra, la que ahora expone (una región) en el Museo Costumbrista de Sonora, dentro del Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado. Es un homenaje a su trayectoria, a su constancia. Es la permanencia en el ejercicio de lo que le apasiona, lo que se ama.

Moreno Zazueta ayer inauguró  lo que él mismo llama Retrospectiva. En el Museo las muchas miradas para acompañar la obra, allí mismo para conversar con el maestro:

“La exposición es una retrospectiva, algo de este material se exhibió en una retrospectiva similar que hubo en la Sociedad de Artesanos de Hidalgo (Hermosillo, Sonora), pero que comprendió como cincuenta trabajos, esto es la mitad nada más. En esta mitad se trató de incluir ciertas etapas, las más destacadas, aquí son veinticuatro trabajos que abarcan de 1966 al 2012”.

--Hoy recibes un reconocimiento

--Sí, se dio hace rato, y se agradeció mucho, Jorge Luis Ibarra (Secretario de Educación y Cultura) fue muy amable, dijo algunas cosas que me gustaron mucho.

--¿Qué significa para ti este reconocimiento?

--En realidad se agradece porque se hace con toda la buena intención, más allá de cualquier otra visión que yo pueda tener, lo agradezco, definitivamente, creo que he hecho un trabajo de casi cincuenta años, con toda la buena intención, no todo lo que he hecho han sido aciertos totales, algunas cosas muy logradas, otras no tanto, pero todo se ha hecho con buen ánimo.

--En esta obra, por los colores, las atmósferas, las historias, hay una tendencia a la nostalgia

--Sí. Es muy autobiográfico el asunto. Para el que sepa leer, para el que sepa ver algunas cosas en la pintura, sí va a encontrar cierto ensimismamiento, cierta búsqueda hacia el interior, que es algo que precisamente Miguel Manríquez logra ver muy bien (en la exposición hay un texto sobre la obra de Zazueta, elaborado por el poeta Miguel Manríquez), claro que para esto platicamos un buen rato, y ya él se encargó del asunto poético, lo resolvió muy bien, bellísimamente. En la mayoría de los cuadros hay cierta idea de nocturnidad, buscando un poco la idea de la noche, de la sombra, de la penumbra, me gustó mucho en algún momento descubrir el fenómeno de la luz, entonces casi en todos los cuadros hay ese efecto de lo luminoso, pero lo luminoso como destello, como pequeñas señales de luz que están detrás de las cosas.

--¿Qué es lo que más gozas de la creación?

--Para mí el momento de estar viviendo la obra es apasionante, emocionante, gozo mucho cuando veo el objeto terminado, y lo observo como si hubiera sido hecho por otra persona, me apasiona mucho cuando estoy imaginando espacios, porque básicamente toda mi pintura es espacial, casi estrictamente atmósferas.

--Tu edad es la cercanía con el otoño, ¿la pintura es una manera de saber que puedes permanecer, dejar más huellas?

--Es dejar una constancia de que uno vivió, de que uno saboreó esta experiencia que es la vida y que vio las cosas de esta manera, eso me apasiona mucho, y sí, en los cuadros hay una constante del transcurso del tiempo, siempre hay esa huella, esa señal, y sobre todo el placer por la visión, por las cosas. Me apasiona mucho la idea del paisaje, durante mucho tiempo hice paisaje, lo aprendí, más o menos entendí ciertos procesos con Martínez Arteche que era un paisajista monumental, pero llegó un momento en que me di cuenta que el paisaje visto como un fenómeno objetivo, externo a uno, pues tenía sus límites, eran límites en que las cosas se repetían, y uno empezaba a hacer automáticamente aspectos de la espacialidad exterior, en algún momento empecé a pintar el paisaje pero ya como una experiencia interior, y parte de estos cuadros que están aquí se llaman paisajes al interior, me gustó mucho la idea de esa exploración de lo que subyace como experiencia del paisaje dentro de uno.

--¿Y hay descubrimientos?

--Hay descubrimientos fabulosos, hay obstinación por ciertos colores, por ciertas atmósferas, y uno se engolosina con eso.

--¿Qué es lo que se descubre en este encuentro con los paisajes interiores?

--Se descubre más que nada el hecho de que uno habita en atmósferas que allí están, que siempre han estado, y que hasta que se corporizan, hasta que se vuelven objeto uno las percibe, yo por ahí tengo una frase que me gusta mucho, y creo que alguna vez la escribí, y dice: el arte para mí sólo ha sido trayectos, caminos para llegar a los espacios que me habitan, algunos vienen de oscuras noches de niñez sobresaltadas, y otros de largas, largas madrugadas.

Me gusta mucho porque uno va aterrizando, va llegando o descubriendo esos espacios en que uno habita de manera inconsciente y creo que nada más el arte, la poesía, te hacen posible comunicarlo. 

 
 

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