Entre los nuevos mandos de la Policía Federal, designados el fin de semana pasado, existen diez funcionarios que reprobaron —en el año 2000— los exámenes "de confianza" que les daban derecho a ascender a nuevos puestos.
Pertenecieron a un grupo de policías que admitieron prácticas de corrupción y que estuvieron bajo sospecha de posibles nexos con la delincuencia; pero hoy son jefes policiacos de una nueva estructura que impulsa el gobierno federal.
Un diagnóstico interno de la Dirección de Control de Confianza, de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, revela que en 2000, los nuevos jefes policiacos de alto rango fueron calificados como "no aptos" para desempeñar un cargo de máximo grado de responsabilidad.
El documento, al que Excélsior tuvo acceso, señala que en ese periodo fueron evaluados 232 elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) como parte del programa de ascensos.
En la relación de aspirantes del Segundo Curso de Mandos se tiene el registro del entonces segundo comandante de la Policía Federal de Caminos (PFC), José Concepción Burelo Ceballos, quien fue sometido a evaluaciones sicológicas, poligráficas y toxicológicas.
Según el resultado final, entregado por la dirección de la SSP, el 3 de julio de 2000, no alcanzó calificación aprobatoria.
Sin embargo, en la nueva estructura de la Policía Federal, recientemente fue nombrado por Genaro García Luna, titular de la SSP, como inspector general y propuesto como coordinador regional de la PFP, en San Luis Potosí.
En el proceso de selección, realizado hace siete años, se aplicaron evaluaciones de poligrafía en las que se les cuestionaba sobre los siguientes temas: ¿Has protegido a personas involucradas en el narcotráfico, en el último año?; ¿Has permitido el tráfico de mercancía ilegal en el último año?; Has recibido algún beneficio derivado del robo de autotransporte en el último año?
El entonces subdirector de la corporación, Antonio Caballero Acevedo, también fue sometido a este examen y el 12 de julio de 2000 fue considerado como "no apto"; pero ahora, ostenta el cargo de inspector general y fue propuesto para la coordinación regional de Guanajuato.
"Es importante señalar que durante el proceso de evaluación a elementos del Segundo Curso de Mandos, algunos participantes argumentaron que no hablarían, en razón de que sabían que en la evaluación anterior habían hecho comentarios.
"Como resultado fueron cesados, los cambiaron de adscripción o no los habían promovido. Esta situación dificultó la obtención de información e incrementó significativamente las detenciones técnicas", detalla el diagnóstico de 2000.
El actual inspector general propuesto para encabezar la coordinación regional de Campeche, Fernando Flavio Fernández Ramírez, intentó promover su ascenso, pero fue declarado como "no apto" cuando ostentaba el cargo de inspector en el primer curso de promoción.
La evaluación de confianza tampoco favoreció, en 2000, al actual coordinador regional de Nayarit; Abraham Luis Gomero Hurtado; al recién nombrado coordinador de Veracruz; Víctor Guillermo Gutiérrez Ramírez; y al nuevo inspector en Tabasco, Arturo Herrera Valles.
El titular de la SSP; Genaro García Luna, nombró el pasado fin de semana a Gabriel Fermín Martínez Cancino para la plaza de Querétaro; David Medina Sotres, como coordinador de Colima; Juan Ignacio Muciño Santillán, en la región de Jalisco; y Miguel Ángel Quezada Colombo, en la coordinación regional de PFP en Oaxaca.
Sin embargo, el diagnóstico de control de confianza revela que ninguno de los actuales funcionarios de alto rango logró aprobar la evaluación realizada en 2000; en ese periodo, detalla el documento, sólo lograron aprobar ocho elementos, pero ninguno de los nuevos mandos mencionados estaba en esa lista.
El proceso de evaluación tuvo como resultado que 210 elementos obtuvieron la calificación de "no aptos", lo que representa el 90.5 por ciento; 13 elementos fueron clasificados para su reexaminación y dos no asistieron al proceso.
Las admisiones, detalla el diagnóstico, para considerar "no apto al personal evaluado" se debe a que 82% aceptó que había recibido dádivas entre 10 y 20 mil pesos.
|