Caray, qué función tan vulnerable es la de mánager, especialmente en el beisbol profesional de México.
Sucede con gran naturalidad-cotidianeidad en el Pacífico, y también ahora en la Liga Mexicana.
Al fin y al cabo sus directivos son “como hermanos”, ya sabe usted.
Aquí, por el pretexto de rol muy corto, es común esa política; en el verano, con todo y temporada más extensa, la misma práctica ya se puso de moda.
¡No los dejan llegar ¡ni al Juego de Estrellas…! (Aquí en la LMP esto no sucede porque desde hace muchos años estos juegos estelares, que hacen la delicia de la afición, desaparecieron “porque no hay tiempo para realizarlos”… (ic).
Ver para creer.
¿Importa la delicia del público/afición/prensa/jugadores y la tradición…?
Bueno, siguiendo con el tema, ahora llegó la noticia, sorpresiva, de que los Leones de Yucatán despidieron a Daniel Fernández, con todo y estar en la cuarta posición de la zona sur de la actual temporada en la LMB. Les separa cinco juegos del líder Ciudad del Carmen.
De acuerdo al reporte oficial del club, la razón se llama “el mal paso del equipo en los últimos juegos” y, en esta decisión también se le dio las gracias al coach de bateo, Juan Carlos Canizales.
Marco Antonio “El Buzo” Guzmán, tomó su lugar y ya se imaginará lo contenta que debe estar la gran colega campechana, su hija Shanelly Guzmán.
Previo, también se despidió a Pedro Meré (Águila); Dan Firova (Olmecas); Homar Rojas (Campeche); y Jesús Sommers, aunque parece que retornó al equipo. Primero se dijo que salió del team por su bajo rendimiento; ahora se indica que “estaba en rehabilitación” tras enfrentar problemas de salud.
Lino Rivera entró por Meré; Kiko Castro por Homar; y todavía Raúl Cano, gerente del equipo de Tabasco está al frente del equipo, aunque adelantan que en cualquier instante podría llegar el titular de ese puesto.
Ser mánager en el beisbol…. ¡paso!
“El Comanche”
El pasado miércoles se recordó el deceso, en 1992, del gran Celerino Sánchez, uno tercera base de alcurnia que en su tiempo trazó horizontes encomiables.
Un pelotero extraordinario.
Fue tan grande en el diamante que si usted pregunta a los buenos aficionados sobre su perfil y trayectoria, de inmediato saltará una respuesta contundente alabándole y recordándole de manera muy grata.
Usted estará de acuerdo conmigo en que fue un gran privilegio verlo jugar tanto en invierno como en verano, convertido en el mejor tercera base mexicano de fines de los 60 y toda la década siguiente, especialmente por su potente brazo, defensa y gran bateo.
Además de llegar a los NYY, participó en cuatro Series del Caribe y tres veces integró al Equipo Ideal; dos con Naranjeros (1971 y 1976), así como refuerzo de Algodoneros (1972) y Venados (1974); promedió .306 en 24 juegos, con 5HR, 5 H2, 1H3 y 21CP.
El veracruzano fue un toletero y defensor de la esquina caliente de muy alta ley y por ello es un inmortal del Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México.
Su historia, quien portó con gran orgullo el No. 14 en México, EU y el Caribe, obvio que usted la conoce en detalle.
Jesús Varona:
Sabes Jesús, que ser mánager es la posición dentro del equipo más endeble; si ganas todo es un carnaval de delicias, halagos y todo tipo de celebraciones, pero si tienes un team con poca fuerza de pitcheo y bateo en especial es malo.
Es así como tener un conjunto con cierta fuerza y el trabajo de conjunto en ambos casos es pobre y no llegas...¡Ay Dios...!
La grada es la primera que pide tu cabeza, el público en general se le suma y el manager casi siempre es despedido por la directiva del equipo o por el dueño, o ambos a la vez.
Todo un Poema (Problema) como el del cuento. Contra el Manager parece que todo vale. Saludos.
Antonio Elizarrarás Corona:
Jesús: ese lanzamiento de Edward Mujica, llamado en tu columna split finger (dedo abierto hasta donde puedo "traducir" de mi deficiente ingles) ¿no será lo que yo vi en la Liga Mexicana de los 50´s y que "El Mago" Septién la describía como la "bola de paracaídas"?
Porque en efecto, lo que yo vi, (muchas veces atrás de home y desde el palco de prensa del Parque Delta, luego el Parque del Seguro Social) era un caramelo que se antojaba para desforrar pero... en el último metro y medio de recorrido se "caía" como plomada de albañil y el bateador si no calculaba bien (las más de las veces) el tratar de contactarla, hasta se lesionaba porque ponía en su swing toda su potencia y el giro, brutal, repercutía en la cintura y en la espalda. Obvio, al irse en banda...
"Popeye" Salvatierra y Roberto Ortiz, llegaron a lastimarse Así. Hasta donde me enteré, entre otros.
Lo que recuerdo es que la pelota se tomaba con los dedos índice y medio totalmente abiertos y sujetándola por las costuras. El lanzamiento era por encima del hombro y no necesariamente con potencia. Más bien lanzamiento suave. Ya sabes, Jesús, metiche y curioso que soy.