Alegorías
Jesús Huerta Suárez
Miércoles 04 de Julio de 2007
Cuántas veces he deseado poder sentarme ante la televisión a ver un juego de fútbol de la selección nacional o una pelea de box o un juego de la final de los Yaquis y sentirme realmente emocionado, como la mayoría, cuando se da una buena jugada o cae un gol o descuentan a alguien.

El querer hacer planes para ir a ver los juegos a casa de los amigos, al estadio o a algún bar, pero en realidad no me mueve en absoluto.
De hecho vivía frente al Estadio 3 de Marzo en Guadalajara durante el Mundial, allá por finales de los ochentas y ni de broma me asomaba por ahí.

También me gustaría ser como esa gente que va a los bailes populares, de esos que se realizan cada fin de semana en la ciudad o en las comunidades rurales y se divierten a lo grande bailando con los súper grupos de lujo que son recibidos como los meros chakas.
Lo he intentado hacer pero la mera verdad, no siento nada, y veo cómo toda esa gente si lo disfruta al máximo y yo, en cambio, nada.
Me da cierta envidia por no poder sentir lo mismo que los demás, me queda claro que de cualquier manera el no sentir nada en este tipo de situaciones no afecta a nadie más que a mi mismo, y no pasa nada.

De la misma manera para todos hay algo que no los hace sentir nada, pero lo malo es que hay muchos casos en que el que los otros no sientan si nos afecta a los demás, por ejemplo: hay gente que no sienten nada al maltratar a su familia, a sus hijos; al robar, al destruir, al matar, entonces si es triste pensar que todo lo malo que está pasando a nuestro alrededor se debe a que nuestra alma se ha estado empobreciendo y ha estado dejando de sentir.

Y es que es el alma, o los sentimientos pues, son lo que hace del hombre un hombre, y a la mujer una mujer. Más que Homo sapiens, somos más bien, animales que sentimos.
Sin duda alguna tenemos más desarrollado el órgano del intelecto que las demás criaturas. Nuestra adaptación a la realidad es más bien instintiva que intelectual.
De hecho, también se cree, que si el ser humano sólo se guiará por los aspectos científicos, la inteligencia o por el conocimiento científico, nuestra especie se habría extinguido ya desde hace mucho tiempo.

Todos hemos oído decir alguna vez que el ser inteligente por excelencia es el diablo.
De ahí que toda religión superior ve lo ideal en relación a los sentimientos.
“Y el hombre moderno mismo, por muy intelectualizado que esté, da originalemente un valor sentimental, y no intelectual, a la noción de humanidad.” El ser “inhumano” o “deshumanizado” no es el imbécil, sino el desprovisto de sentimientos superiores.

Ante esta necesidad del fomento a los sentimientos y reconocimiento de los valores como son el respecto, el afecto, la solidaridad, entre otros, mismos que nos permitirán mantener nuestra esencia de seres humanos se hace imprescindible el amor de la familia, y de la misma manera, para el gobierno, los medios de comunicación y los individuos, el respeto por la familia, nos permitirá evitar tener almas pobres que generen tanto dolor a nuestro alrededor.

El futuro pertenece a quienes creen

Jesushuerta3000@hotmail.com
 
 

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