La Pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, que sobrevivió a la Conquista española, es una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, junto con la muralla China, el monumento de Petra en Jordania, Cristo Redentor de Brasil, Machu Picchu, el Coliseo de Roma y el Taj Mahal.
La Gran Muralla China (tiene nombre de restaurante, dicen) es una antigua fortificación construida para proteger al imperio chino desde el siglo III A.C. de los ataques de los nómadas de Mongolia y Manchuria. Su longitud es de 7 mil 300 kilómetros.
La estatua del Cristo Redentor se ubica en la cima del cerro de Corcovado, en Río de Janeiro, y desde ahí mira la inmoralidad de los carnavales . Su construcción fueron iniciadas en 1926.
La ciudad de Petra, que resistió el embate de la invasión norteamericana ordenada por los Bush, es un importante enclave arqueológico en Jordania, y la capital del antiguo reino nabateo. Está localizado al este del valle de la Aravá, y su destello radica en las construcciones labradas con la misma roca del lugar.
El Taj Mahal es un complejo de edificios construido entre 1631 y 1654 en la ciudad de Agra, India, por el emperador musulmán Sha Jahan. Su estructura combina elementos de las arquitecturas islámica, persa, india e incluso turca. Por ser demasiado grande, los colonos ingleses no se lo llevaron a un museo de Londres.
La ciudad inca de Machu Picchu, que tampoco alcanzaron a destruir los conquistadores españoles, se construyó a mediados del siglo XV en las altas zonas rocosas de las montañas del Cusco, en Perú. Se encuentra en la lista del Patrimonio de la Humanidad desde 1983.
El coliseo de Roma fue construido en el siglo I por los emperadores de la dinastía Flavia. En él se celebraban luchas de gladiadores que podían ser vistas hasta por 50 mil espectadores, lo que lo convertía en el anfiteatro más grande de la Antigua Roma. Hoy es testigo de las batallas que protagonizan los fanáticos del futbol.
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