En México hay muchas suspicacias alrededor de los programas periodísticos. ¿Por qué? Porque tenemos un modelo muy viejo que, en diferentes momentos, ha engañado a la gente, ha vendido sus contenidos, a jugado al sensacionalismo o se ha llenado de personajes inmundos.
Ojo, no estoy diciendo que toda la historia del periodismo televisivo mexicano sea un asco, pero en este, como en muchos otros renglones, pagan justos por pecadores, y hay muchas cosas que se niegan a cambiar.
¿De qué edad son las personas que conducen nuestros noticiarios y nuestras emisiones periodísticas? ¿De qué color? ¿De quiénes son hijos? ¿De quiénes son recomendados?
¿Cuál es su preparación académica? ¿Cómo fue que llegaron a donde están?
¿Cómo se visten? ¿Para quién trabajan? ¿Para sus inquietudes profesionales, para sus empresas, para las fuentes, para los anunciantes o para el público? ¿Qué público?
¿Cómo hablan? ¿Cómo generan sus contenidos? ¿Cuáles son sus técnicas audiovisuales? ¿Qué tan diferentes son respecto a las de hace 10, 20, 30 o 40 años?
Escribir en Twitter no te convierte en un periodista del siglo XXI, ¿o sí?
¿Por qué le estoy escribiendo esto? Porque acabo de recibir una de las lecciones de actualización periodística televisiva más importantes de los últimos años.
¿De quién? ¿De Televisa? ¿De Azteca? ¿De MILENIO Televisión? ¿De MVS Televisión, de Telefórmula o de CNN?
Del canal que menos me hubiera imaginado: HBO.
¿En qué piensa usted si le digo HBO? De seguro en películas, series, conciertos, documentales o deportes.
Bueno, pues estos señores, desde hace unos cuantos días, también le entraron al periodismo.
¿Con qué? Con Vice. ¿Qué es? Un golpe a la cabeza de cualquier espectador, un programa periodístico completamente diferente a cualquier otro, profundo, entretenido y trascendental.
Se lo voy a describir así: imagínese un revista noticiosa donde se abordan algunos de los más importantes y delicados temas periodísticos de México, Estados Unidos y el mundo como las elecciones, la seguridad escolar y la guerra.
Ahora imagínesela con unas técnicas audiovisuales completamente cinematográficas, combinadas con la desfachatez de internet, a un ritmo increíble, con una narración de lo más clara y con todos los puntos de vista que cualquiera de estas notas puede llegar a tener.
Por si esto no fuera suficiente, ahora imagínese todo lo que le acabo de decir, bajo la conducción de gente joven a la que le importa un cuerno el protagonismo, en camiseta, hablándole de tú a las fuentes.
Y, además, preguntándoles, pero no lo que se ve bien, no le que le conviene a una empresa o a una fuente, preguntando lo que usted o yo preguntaríamos exactamente en el mismo tono, sin sangronadas, sin corrienteces, sin chistecitos, sin poses.
Bueno, pues eso es Vice y cuando usted lo vea, no volverá a ser el mismo, y si se dedica al periodismo, no volverá a hacer lo mismo.
Y antes de que venga la avalancha de ataques, le digo que esto tiene éxito comercial, deja rating, funciona y es más valiente de lo que suelen ser los programas más valientes de México.
Ahí, por ejemplo, se critica sin miramientos al mismísimo gobierno de Estados Unidos por los horrores de sus guerras y se le acusa de violar reglas que jamás se habían mencionado, como los ingredientes secretos de sus armas más mortales.
Ahí está pasando algo grande. ¿Y sabe qué es lo más emocionante? Que Vice no es solo un programa de televisión.
Es parte de una plataforma enorme que nace en una revista de distribución gratuita, que del papel pasa a internet y que de Canadá pasa a Nueva York y de ahí a versiones en diferentes idiomas incluyendo el español.
La vida está llena de sorpresas, Vice es una de las más positivas porque, tal y como se lo había comentado, hasta antes de su llegada lo más parecido a una nueva tendencia en el periodismo televisivo nacional e internacional era un curioso giro al entretenimiento.
Sí, a crear contenidos más parecidos a los de otros géneros, como la cocina o el turismo, en lugar de profundizar en el periodismo que denuncia.
Yo me pregunto: ¿Cómo abordaría Vice las noticias mexicanas? ¿Hasta qué punto se clavaría en política y hasta qué punto en los conflictos más rudos de nuestra sociedad?
¿Cómo sería una nota sobre Andrés Granier? ¿Sus autores se atreverían a realizar una nota sólo sobre Andrés Granier o irían más allá, adónde nadie, o casi nadie, está yendo en la gran pantalla chica?
Busque inmediatamente este título en su sistema de televisión de paga. Yo lo veo los martes a las 21:30, pero hay muchas repeticiones y todas valen la pena.
En resumen, en México hay muchas suspicacias alrededor de los programas periodísticos, pero el futuro ya llegó. Ahora también tenemos periodismo premium, ahora tenemos producciones como Vice en HBO. ¡Bien!