Un trío de amigos recorría los pueblos del Valle del Mayo cuando de repente apareció frente a ellos una orden que parecía venida del cielo.
"Aquí me quedo", decía la orden y aunque parecía un invento de la mente alucinada por el calor del mediodía, era en realidad una frase escrita con todas sus letras.
El pequeño detalle es que esta frase es el nombre de una cantina, pero el feliz trío se dio cuenta de eso cuando ya estaban dentro del antro dándole entre a las espumosas y frías bebidas que allí se expenden.
Y allí se quedaron.
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