Michelle Pfeiffer nunca perdió la pasión por el cine pero según confiesa hizo falta el reto de un musical como Hairspray y un John Travolta vestido de mujer para su regreso a las pantallas tras cinco años de ausencia.
"Nunca fue algo planeado. No fue mi intención la de ausentarme tanto pero lo cierto es que estuve ocupada, me distraje con otras cosas y no me di cuenta del tiempo que había pasado", entona la actriz a modo de "mea culpa".
Lo comenta divertida y sin arrepentimiento esta musa de 49 años que intervino en cintas como Scarface, Dangerous Liaisons o The Age of Innocence.
Pero tras White Oleander, en 2002, esta madre de dos niños —Claudia y John—, casada desde hace 13 años con el guionista y productor de televisión David E. Kelly [The Practice, Ally McBeal], desapareció de la pantalla sin decir adiós.
Sonriente pero algo cansada de comentar siempre lo mismo, Pfeiffer insiste que nunca se marchó.
"Pero aunque no fuera consciente, mi subconsciente debía de saber que necesitaba un descanso porque no hice otra cosa que decir que no a todo lo que me propusieron", aclara contradictoria.
El porqué del "sí" a Hairspray tiene mucho detrás.
Primero, le encantó el guión, adaptación al cine del musical de Broadway que a su vez era la adaptación del filme del mismo título que rodó John Waters en 1988.
"Y no sabía lo que iba a hacer con Velma", añade sobre su personaje, una ex reina de la belleza, racista y manipuladora, la mala de una película musical que en tono de comedia se centra en las diferencias de clase y raciales en el Baltimore de los 60.
Para Pfeiffer fue un reto de los que le gustan, lo mismo que el hecho de participar en un musical por primera vez en su carrera.
"Cantar y bailar, pero como parte de un musical", aclara de algo que hizo en The Fabulous Baker Boys o en Grease 2, pero en su opinión no al nivel de Hairspray, "todo música y baile".
Además estuvo el "factor Travolta".
El protagonista del primer Grease fue el primero en firmar para llevar a la pantalla el papel antes interpretado por el transexual Divine en la película de Waters y por el homosexual militante Harvey Fierstein en Broadway como la madre frustrada y subida de peso que no se atreve a salir de casa.
Como explica Pfeiffer, Travolta supo encontrar "la inocencia" del papel en una historia alocada pero "universal y muy relevante hoy en día".
En medio del humor y de la música, Hairspray critica las convenciones raciales, culturales y de belleza que existen en cualquier sociedad, temas que Pfeiffer conoce bien.
Madre adoptiva de una hija mestiza, la actriz comenta que los temas de "diversidad" son comunes en sus conversaciones familiares.
Lo mismo ocurre con los temas de belleza. "Sé que soy parte del problema porque son muchos los que me ven perfecta, algo que está lejos de la realidad si te olvidas de los peluqueros, maquilladores o de los retoques que te hacen en las revistas", añade con honestidad.
Hairspray es sólo la primera de las tres películas que Pfeiffer estrenará en los próximos meses.
La cinta de aventuras Stardust y la comedia romántica I Could Never Be Your Woman están a la espera de un inminente estreno.
Pfeiffer no quiere llamar a engaño con su regreso. Más enamorada de su vida junto a su familia que de las cámaras de cine, asegura que "hace 10 ó 15 años parecía que el papel de la mujer en el cine iba a ser mejor, pero ahora me parece que de nuevo va para atrás".
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