Cuando el bateador Kit Pellow fue dominado con caja llena y sin out en el séptimo juego contra Hermosillo, las ilusiones de los aficionados yaquis se vinieron abajo.
Era un presagio de lo que sería el resto del juego donde la tribu de Obregón fue eliminada por los arrogantes naranjeros.
Atrás quedaron todas las expectativas que había despertado el equipo a lo largo de la temporada, sobre todo en los momentos en que aparecían como punteros y dominaban al más pintado, incluso a los anaranjados .
Atrás quedó también la frustración por la renuncia de Joakim Soria, el efectivo pitcher que pudo haber dado buenas victorias en play off pero que prefirió cuidar sus intereses personales antes que jugársela con el equipo. Vaya profesionalismo.
Lo de Soria sólo fue una repetición de lo que hace poco le hizo al equipo el relevista norteamericano Joe Borowski, quien se fue también cuando más lo necesitaban.
Estos fracasos sucesivos no han mellado el ánimo de la afición que volverá a creer en la próxima temporada en la posibilidad del ansiado banderín.
Mientras tanto, hay que ver la serie final como invitados de piedra. |