Las autoridades de China, país que provoca con frecuencia lluvia artificial para aliviar sequías, ayudar en la extinción de incendios, o simplemente despejar el cielo de nubes, afirman que ya pueden generar este tipo de fenómeno meteorológico en un tercio de su territorio, según informó hoy la prensa estatal.
Concretamente, tres millones de kilómetros cuadrados pueden recibir lluvia artificial en China, país que está preparando un gran centro nacional para la manipulación del tiempo atmosférico, y que será operativo a partir de 2010.
La lluvia es provocada lanzando desde tierra o por avión cartuchos con yoduro de plata a las nubes, acelerando su condensación, recordó la agencia estatal de noticias Xinhua.
El yoduro de plata es un catalizador que al contactar con las nubes genera una reacción química que libera el hidrógeno y éste, junto al oxígeno de la atmósfera, forma agua.
Según las autoridades, este método es inocuo, ya que no altera la composición del agua.
China cuenta ya con 7 mil cañones y 5 mil lanzacohetes para lanzar el yoduro, según explicó el experto Wang Bangzhong, uno de los principales responsables de la administración meteorológica nacional.
El país asiático es la nación que manipula con más frecuencia el clima en el planeta, según reconoce el propio gobierno chino: todas las divisiones administrativas del país han visto cómo se manipulaba el tiempo para extinguir incendios forestales o aumentar el nivel de agua de los embalses en tiempos de sequía, entre otros usos.
Se usará lluvia artificial para garantizar cielos despejados y menor humedad relativa durante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, ya que la capital china en verano suele estar envuelta en una calurosa niebla que podría reducir la vistosidad de la cita deportiva y disminuir el rendimiento de los atletas.
Este verano ya se llevó a cabo una prueba en la ciudad para ver si estaba preparada para despejar su cielo, y así la semana pasada se provocó lluvia artificial, permitiendo dos días de cielos azules poco habituales en el estío pequinés.
En total, la lluvia artificial supuso el 11 por ciento de las precipitaciones caídas el año pasado en la capital china, que a día de hoy vuelve a estar cubierta de espesa niebla veraniega.
Además, Pekín aumentó en 2006 las reservas de sus embalses en 29 millones de metros cúbicos gracias a la lluvia artificial, según datos de la Oficina de Manipulación del Tiempo local.
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