Una veintena de juegos pirotécnicos lanzados al cielo y el sonido de los tambores de la banda de guerra, anunciaron anoche cerca de las 21:00 horas la llegada de la imagen de la Virgen de Guadalupe a su nuevo Santuario.

Después de peregrinar por casi dos horas sobre la calle Galeana, la Guadalupana finalmente llegó a su casa, esa que se empezó a construir en 1986 por iniciativa de Monseñor Ismael Esparza y que finalmente ayer quedó concluida.

El templo lucía radiante, los elementos principales del altar hechos a base de ónix iluminado con luz interior, jugaron un papel de suma importancia para lograr el objetivo de los arquitectos: construir un Santuario sencillo pero digno de una reina.

Desde antes de las 7 de la tarde el lugar comenzó a abarrotarse de fieles, quienes esperaron por casi dos horas la llegada de la imagen que minutos después sería subida a lo alto del altar, a un costado de una enorme cruz de madera colocada en el puro centro.

Cargada por ocho hombres, la imagen se detuvo en la puerta principal, después continuó su camino por el pasillo central hasta donde se acercaron cientos con la intención de tocarla y recibir su bendición.

Antes de ser entronizada, la Virgen de Guadalupe fue colocada a un lado del altar, mientras que se efectuaba una breve ceremonia presidida por el Obispo Felipe Padilla Cardona y ocho sacerdotes más.

A las 21:30 cuando la imagen recibió la bendición de parte de Padilla Cardona, un mariachi entró al templo entonando el ya tradicional canto Guadalupano, mismo que fue coreado por los más de mil 500 fieles que como pudieron se acomodaron dentro del Santuario.

Con el mariachi tocando, el cuadro de 2 por 1.5 metros fue elevado con ayuda de un arnés hasta la parte central de una columna de ónix iluminada especialmente para dar una apariencia dorada.

Al mismo tiempo se dejaban ver salir lágrimas de los rostros de hombres y mujeres que aseguraban tenían años esperando ver ese momento.

Este día se celebrará la primera misa y dedicación del Santuario Guadalupano en punto de las 7 de la tarde. En la eucaristía Monseñor Eduardo Chávez, procedente de la Basílica de Guadalupe, hará entrega de un relicario que contiene tierra tomada de lo que la iglesia católica en México reconoce como el cerro en el que la Virgen de Guadalupe se le apareció a Juan Diego en 1541.