Es frecuente el uso de antibióticos para contrarrestar problemas de bacterias que se presentan normalmente en el cultivo de camarón, por ello el Comité de Sanidad Acuícola de Sonora recomienda a los productores utilizarlos de la manera más adecuada posible.
El presidente del organismo, Miguel Humberto Olea Ruiz, destacó que es importante considerar que los antibióticos NO se deben de utilizar como preventivos, ya que las bacterias crean rápidamente resistencia a ellos y provocan su ineficiencia en corto plazo.
Los productores deben dar seguimiento al cultivo y asegurarse que los camarones tengan capacidad de comer para poder añadir antibióticos a los alimentos, ya que de no ser así, contaminarán el medio ambiente y no controlarán la enfermedad.
También deben realizar antibiogramas para determinar la sensibilidad de las bacterias a los antibióticos, así seleccionar el más adecuado y las dosis mínimas de inhibición requeridas para atacar las cepas de bacterias específicas que se encuentran en el estanque dañando al camarón.
La elaboración de alimentos medicados debe realizarse en las empresas comerciales de alimentos balanceados y se deben utilizar sólo antibióticos permitidos para organismos acuáticos, respetar los tiempos de tratamientos terapéuticos, sus tiempos de retiro antes de las precosechas y especialmente mantener la buena calidad del agua en los sistemas de cultivo.
El presidente del COSAES, detalló que los fármacos prohibidos en México son: cloranfenicol, nitrofuranos, nitroimidazoles y sulfonamidas.
En los últimos años, el progreso de la acuicultura ha generado sistemas de cultivo intensificados con ambientes artificiales, que favorecen la proliferación de poblaciones bacterianas oportunistas que normalmente se encuentran en el medio ambiente.
Las bacterias forman parte de la flora nativa de los organismos marinos y su ecosistema, representan hasta un 60 por ciento de la población de microorganismos totales en algunas lagunas costeras, y por lo tanto, son una fuente de posibles infecciones para crustáceos, peces, moluscos bivalvos, entre otros.
La rapidez con que se generan los microorganismos multiresistentes no es igual a la velocidad con que surgen nuevos antibióticos, por ello se cree que si el problema persiste y no se analiza adecuadamente por las empresas promotoras de antibióticos y productores del Estado, no habrá nuevos antimicrobianos que contrarresten futuras enfermedades, finalizó Olea Ruiz.
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