El periodismo deportivo, según Carlos Albert
SinEmbargo
Miércoles 15 de Enero de 2014

Ciudad de México, 11 de enero ().- Refrescante masivo o distractor social, el deporte provoca en México una ebullición de sentimientos adormilados por la realidad caótica del país. Profesionales van y vienen ante la mirada de aquellos soñadores con habilidades que no les alcanzaron para ser los protagonistas, o de los que simplemente olvidan la rutina para dejarse llevar ante la dinámica atlética que sus sentidos captan.

Provocador de historias con múltiples matices, un sector de uno de los oficios más antiguos del mundo se encarga de comunicar lo acontecido, intentando desmenuzar los discursos o metáforas sueltas en el ambiente.


La pasión de Carlos Albert

Cansado de los comentarios que escuchaba en los medios, se presentó un día en las instalaciones de Imevisión para hablar con Raúl Orvañanos, miembro de la barra deportiva junto a José Ramón Fernández. Al poco tiempo después, debutaba como periodista en el Mundial de Argentina 1978. Fueron 12 años de hacer “televisión con masking tape”, como lo definiría debido a los esfuerzos descomunales provocados por el escaso presupuesto. Su voz se ganó un lugar como referente en los medios de comunicación, promoviendo siempre la ética del oficio. Para muchos amargado y negativo, para otros una verdadera voz de consciencia incapaz de venderse.

Sonriente saluda con su más de 1.90m de altura. Factor físico clave que lo convirtió en un defensa central profesional. Defendió la playera del Necaxa durante 10 años, hasta que intentó fundar un sindicato de futbolistas y fue llevado al camino del retiro. Mucho antes de su etapa profesional, se llenó de la gracia de Pedro “Mago” Septién, quien trabajaba con su padre en el legendario Parque Delta. “Para mí, como era muy chiquillo, se convirtió en una figura entrañable, de esas que de pronto uno los ve como tío postizo”, declara lamentando su muerte. Tiene 70 años, 35 dedicados al periodismo, “un virus que se te mete, y no te lo puedes quitar”, reflexiona.


Un día dijiste que en México gustaba criticar pero no ser criticados. ¿Qué tan lejos estamos de quitarnos ese estigma?

Lamentablemente esa condición ha ido acrecentándose cada vez más. Los medios de comunicación, grandes capitales del país, se han ido apropiando del ambiente deportivo con un único afán económico. Antes había uno, después se convirtió en un duopolio y ahora un “tripolio” con la llegada del señor Slim. Creo que eso, en lugar de que la competencia se abra y haya una mayor libertad de expresión, se está convirtiendo en todo lo contrario.

Tienen ahí una especie de títeres o voceros en lugar de periodistas. Es un círculo muy cerrado, al que si quieres entrar, tienes que ser igual del irracional e irreflexivo debido a los intereses que tienen en el negocio. Manejan los medios y el deporte.

-En ese panorama, ¿hay cabida para alguien como tú en las grandes escenas de los medios de comunicación?

No lo veo tan fácil. En Televisa, por supuesto que no. En Tv Azteca y en el grupo que está formando el señor Slim, tampoco. Están metidos en el futbol, un sector que yo he tratado de dignificar, porque le debo mucho. Por eso lo veo muy difícil.


-¿Te decepcionó ESPN por haberte despedido tras promover el debate presidencial, en lugar de un partido de futbol?
Mucho. Es una empresa estadounidense, donde se supone que tienen otro concepto de la libertad de expresión. Nunca me llegué a imaginar que un comentario con tanta solidez y sentido común, fuera a ocasionar una respuesta de ese tipo. Me lo pude haber esperado de otra clase de empresas, pero no de una multinacional con sede en Estados Unidos donde defienden tanto la libertad. Me sentí muy triste como periodista.


-¿Es el futbol el opio de la gente?

Sí. Pero creo que la responsabilidad de eso no solo es del que comenta el deporte, sino que tiene que ver todo el ambiente. La mayor responsabilidad la tienen aquellos que sabiéndolo, no solamente no lo evitan, sino que lo aprovechan. En ese aspecto tendríamos que irnos hasta la Presidencia de la República. Sabemos todos la relación de los partidos políticos y de los grandes medios de comunicación. Se necesitan mutuamente.

Al Presidente no le conviene meterse con las televisoras para intentar que el futbol camine como tiene que caminar. Dejan que hagan con el futbol lo que quieran, porque después lo necesitan para lo que les convenga. “Tú maneja tu circo, yo te hablo para que me ayudes a tapar ciertas cosas”. Ese es el problema.



-¿Qué opinas del recorte de 7 mil millones de pesos a cultura, cine y deporte?
Es una aberración. Si hay un elemento que le puede dar a este pueblo necesitado un sustento distinto, es el ejercicio físico.

Y en este país está muy abandonado. Con tanta violencia y con jóvenes con ímpetu, sin medios de escape, sin el deporte, México está condenado a seguir teniendo violencia y escasez de trabajo. Qué lástima que el gobierno no entienda que el deporte es necesario para la sociedad.



-¿Está preparado el periodista deportivo mexicano para ejercer su profesión?

No, para nada. Estoy seguro que hay grandes profesionales en el periodismo deportivo.

Para mí sobresalen aquellos que se dedican a ciertos deportes que no son tan populares porque no tienes presiones, te dejan ser el periodista que debes ser. Como tienes esa libertad, te puedes preparar y hacer un periodismo de altura y de ética. Pero los que se dedican a los deportes más vistos, tienen la presión de los dueños, que son los mismos de los medios de comunicación.

En ese ambiente, son muy pocos los profesionales que se atreven o consideran que están trabajando en un lugar, no para el dueño de ese medio, sino para la gente que te lee, te ve o te escucha. ¿Para el dueño? ¡No, pues si no es una tesis! Es un medio de comunicación social.


-Hablando del deporte en el que te relacionas, ¿te decepciona todo el futbol mexicano?
¡Muchísimo! Los futbolistas, árbitros, entrenadores, dueños, aficionados y los periodistas. Estoy decepcionadísimo de todo porque no encuentro realmente un eco en ninguna de estas facciones que levante la mano y tenga dignidad. Como periodistas, tendrían que entender la responsabilidad de informar con imparcialidad, de respetar la ética periodística y decir las cosas como son.

De los aficionados estoy decepcionado porque se comen todo lo que les dan de cualquier nivel, de cualquier color, de cualquier sabor. Los aficionados han convertido al futbol en un lugar donde la violencia impera, donde las barras se han creído dueñas del espectáculo y toman un papel preponderante, no como aficionados, sino como fanáticos.

De los dueños porque a pesar de que muchos de ellos son gente muy poderosa en este país, que manejan empresas orgullosamente mexicanas y que tienen mucho conocimiento, llegan al futbol y ahí se pierden, se convierten en comparsas de los medios de comunicación. Se sientan en la mesa de la federación a oír lo que les mandan y ordenan. Eso me decepciona mucho.

De los árbitros porque siendo un grupo pequeño con tanta trascendencia e importancia en el juego, en lugar de aprovechar eso para exigir que se respeten los reglamentos y su personalidad como autoridad, se han convertido en títeres. Les dan órdenes, les cambian la cédula, les dictan lo que tienen que escribir. Han perdido credibilidad.

De los entrenadores porque se prestan y fomentan el juego de los promotores para contratar jugadores que no son los mejores, pero que implica un negocio, todo esto con el aval de los directivos que también les toca una parte.

Y me decepcionan terriblemente los futbolistas, porque son la parte más importante del espectáculo y no lo han entendido. No han dignificado su profesión. Siguen siendo esclavos a pesar de que la gente piensa que porque ganan mucho dinero, tienen que aguantar que los traten como los tratan.

El ambiente en el futbol mexicano está totalmente desvirtuado. Los directivos no piensan en la afición y ésta no piensa en respetar a la afición de enfrente, los jugadores no piensan, ni en directivos, ni afición. Es un egoísmo absoluto y un gran control absoluto y dictatorial de los dueños del balón y eso es terrible, una vergüenza. Podrían estar haciendo un mejor negocio, si la mentalidad cambiara.



-¿Nos importa en exceso el futbol?

Sí, pero aparte de eso, somos un país en el que no pasa nada. Nos molestamos mucho porque nos tapan la avenida Reforma tres días. Por las marchas, les mentamos la madre a los maestros, pero permitimos que todos los días nuestros gobernantes e instituciones oficiales pasen sobre nuestros derechos sin tomarnos en cuenta para nada. Esas cosas me han llamado mucho la atención desde siempre.

Crecí en un hogar en el que me hablaban constantemente de valores y en base a eso fui creciendo. Llegué al futbol muy joven, todavía con este idealismo y afortunadamente nunca lo he perdido.

Sigo siendo una persona que le da prioridad a cierto tipo de valores sociales en lugar de seguirme por la ruta fácil que obliga a olvidar todo eso, en pos de ganar más dinero, tener mayor exhibición. En el camino me he topado con cosas que te tumban, pero al final estoy muy contento conmigo mismo.

-¿Qué significa para ti ser periodista?
Para mí el periodismo, aunque esté dividió en secciones, es uno solo. Yo soy un periodista empírico que no estudió la carrera. Pero a lo largo del camino he ido aprendiendo.

El periodismo es y debe ser la conciencia de la sociedad. Sin el periodismo, viviríamos aislados, no sabríamos lo que pasa en el mundo. Los medios de comunicación son los que conectan sociedades, por eso hay una sola ética y es la que debemos respetar.

Debemos cooperar para que le demos a la gente la posibilidad de analizar. Es una gran responsabilidad. Cuando uno habla sobre un tema, estás metiendo una idea a las personas. Es igual que los libros, te abren el mundo. Te dan inquietudes, te provocan curiosidad. El periodista abre el mundo. Si no lo ves así, entonces estás perdido. Para mí, la mayor responsabilidad de un ser humano, después de ser padre, radica en ser periodista. Es una activada maravillosa, un virus que se te mete y no te lo puedes quitar.

 
 

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