México, devastado por el TLC
Magdalena Galindo
Sábado 18 de Enero de 2014

Magdalena Galindo

El TLCAN ha significado una devastación del país, tanto en términos económicos, como sociales y aun en el terreno de la existencia de la nación.

El primer resultado del TLCAN, precisamente por permitir la libre movilidad del capital en todas sus formas, ha sido intensificar la vulnerabilidad de la economía mexicana a los altibajos del mercado internacional y en particular de los movimientos de la economía estadounidense.

El segundo resultado ha sido profundizar la dependencia, hecho que determina que el subdesarrollo que padece México sea cada vez más difícil de revertir. Uno de los indicadores de estos fenómenos es que la tasa de crecimiento de la economía ha pasado de alrededor del 6 por ciento en las décadas de posguerra hasta principios de los ochentas, a un mediocre 1.5 por ciento en promedio. Naturalmente, la falta de crecimiento significa un aumento del desempleo que en nuestro país, pues los trabajadores que no encuentran empleo tienen que recurrir a estrategias de sobrevivencia, se manifiesta sobre todo como el crecimiento desmedido de la llamada economía subterránea que hoy abarca a alrededor del 60 por ciento de la población económicamente activa. Igualmente hay que señalar el crecimiento de la pobreza que en las mediciones más cautas afecta al 50 por ciento de la población y en las más realistas supera al 70 por ciento de los mexicanos.

Pero no sólo eso, en el caso de quienes sí tienen empleo regular, ha habido una precarización, pues los salarios han seguido cayendo, como lo reconoció el propio secretario del Trabajo, y las prestaciones han disminuido drásticamente —de manera más notable desde la reforma laboral— y las pensiones no sólo han descendido, sino que están sujetas a las desventuras de la Bolsa, pues se han dedicado a financiar a las empresas y al gobierno. Baste mencionar que la semana pasada se reportaba que los ahorros para el retiro de los trabajadores disminuyeron en 24 mil 563 millones de pesos en relación con abril de 2012. Y que hoy México es uno de los países con mayor desigualdad en el mundo, pues el ingreso de los más ricos supera en 29 veces al de los más pobres.

Pero la devastación no sólo ha dañado a los trabajadores del país, sino también ha afectado negativamente a los propios empresarios. La entrada del capital extranjero ha provocado la quiebra de miles de empresas industriales, comerciales y agropecuarias. En el caso del campo, el asunto ha sido dramático. Baste mencionar que el sector antes más próspero que es el ganadero vio disminuir su hato en un 30 por ciento.

En el caso de la industria, un dato impresionante es que en 1980, antes del inicio del neoliberalismo, de las 20 mayores empresas manufactureras del país, 15 eran mexicanas; mientras para 2010, ya sólo eran 10 nacionales y las otras 10 extranjeras.

En resumen, el capital extranjero se ha apoderado de la riqueza que produce el país, muchas empresas han quebrado y los trabajadores enfrentan un desempleo masivo y un empobrecimiento generalizado.

 
 

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