DESDE UN RANCHO DE GUANAJUATO.- Después de un largo y bien llevado noviazgo, Vicente y Martha cumplirán su máximo anhelo: Llegar al altar y ser bendecidos en unión matrimonial por nuestra santa iglesia católica...
Este podría ser el inicio de las crónicas que darán cuenta de la boda religiosa del expresidente Vicente Fox y su compañero Martha Sahagún; casados ambos por “lo en civil” desde hace seis años.
Pero esta unión no había sido reconocida por la iglesia católica y ambos contrayentes, fieles católicos, movieron todas sus influencias para conseguir la aprobación del Vaticano. Y lo lograron.
El pasado 11 de julio el Vaticano disolvió el matrimonio anterior de Vicente, el que lo unió con su ahora ex, Lilián de la Concha.
Ya libre y solterito, según la iglesia, el expresidente le propuso matrimonio a su compañera de trabajo (todavía no es esposa, dice la iglesia) Martha Sahagún.
Postrado de hinojos ante la bella y simpática Marthita, Vicentito le prometió:
“Blanco diván de tul aguardará tu exquisito abandono de mujer…”
Y claro, la susodicha sucumbió ante el encanto de tan poéticas y originales palabras.
Ahora todo es emoción en los ires y venires de los preparativos.
La novia, siempre risueña, no duda en enseñar el anillo de oro blanco con tres piedras incrustadas que le regaló su prometido.
En cualquier plática informal con amigos y familiares, los novios no pierden tiempo para manifestarse con palabras y miradas el mutuo amor profundo que los une.
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