Sucias, malolientes, con bolsas de basura apiladas, o dispersas, destrozadas por los animales, así lucen las calles en varias colonias populares de Cd. Obregón.

El servicio de recolección de basura muestra así su rostro de ineficiencia y desorden que ha presentado en los años recientes.

Sí, no es de ahora, el problema data ya de la pasada administración panista y continúa en la actual, aunque quizás ahora con más crudeza.

Pasan varios días sin que los camiones recolectores de basura cubran rutas en las colonias populares y la basura se va acumulando, creciendo hasta convertirse en banquete para ratas, gatos y perros, mientras los vecinos hablan desesperados a las oficinas municipales y nadie da respuesta que valga la pena.
 
"Sí, ya tomamos nota, vamos a mandar un camión para allá", prometen las respuestas a través del teléfono. Pero pasan las horas y los días y la acumulación de basura sigue creciendo.

Entonces los vecinos hablan a los noticieros de la radio y televisión, las quejas se multiplican. La gente está harta de no poder vivir en un lugar medianamente limpio.

Y cuando pasa el camión, el exceso de trabajo por realizar hace que los empleados dejen regados los restos de basura en las calles.

Para no exponerse mal ante los medios, los funcionarios responden de inmediato, mandan un camión recolector y enseguida se olvidan de que el servicio debe ser permanente o cuando menos con la regularidad que se presta en las zonas de clase media y residenciales.

Como luego se dice: "Barren nomás donde ve la suegra". Y a veces ni allí, porque si uno se da una vuelta por el centro de la ciudad al caer la tarde o los fines de semana, cuando las calles están desiertas, la presencia de la basura es lo único que destaca en el área del centro comercial.

Los esfuerzos del alcalde Rogelio Díaz Brown por mantener una ciudad decorosa, digna para sus habitantes y atractiva para inversores, tienen en este problema su Talón de Aguiles.

De aquella ciudad que alguna vez fue considerada "la más limpia del noroeste" solo queda el recuerdo. Dése usted una vuelta por Los Mochis, Navojoa o Hermosillo, y en sus colonias populares no encontrará tanta basura como en las de Cd. Obregón.

¿Hasta cuándo?