Carta un universitario cajemense
Jai
Domingo 09 de Marzo de 2014

A un joven Universitario cajemense (1/2)

La revista Expresión de la Contaduría (edición especial) del Instituto Sonorense de Contadores Públicos ya circula en nuestra región en sus versiones física y electrónica, reseñando la XXXII Semana de la Contaduría 2013, edición C.P. Ignacio Pinto Avelar, realizada en el auditorio Juan R. Bours de la Universidad La Salle de esta ciudad el pasado mes de noviembre.

En su contenido, la revista incluye un mensaje dirigido a los universitarios escrito por el titular de ESCRITORIO ECONÓMICO. A petición de parte que se agradece cumplidamente, se anexa el citado escrito en versión ligeramente modificada.
Muy estimado estudiante universitario de Cajeme:

La economía, desde los muy respetables tiempos de Adam Smith y Thomas Malthus, ha dispensado atención y trato profundo a los recursos clásicos de la producción: Recursos Naturales, Recursos Humanos y Capital. De la combinación de ellos, sostienen en sus escritos estos venerables filósofos, se derivan los productos y servicios que satisfacen las cada vez más diversas necesidades de los hombres. No todas ellas básicas, como puedes comprobar en la famosa pirámide de las necesidades de Maslow.

Por supuesto, cada autor concede importancia diferente a los recursos. Mientras Smith  (1723-1790) se inclina a destacar la importancia de los Recursos Naturales en la economía, Malthus (1776-1834) deposita en la Población la razón principal de la economía y sus procesos de producción y distribución.

Carlos Marx (1818-1883), crítico acerbo de la economía liberal que profesaban los autores anteriores, se obsesiona con el Capital, afanándose en demostrar que la explotación del trabajador determina la Ganancia del capitalista en el proceso productivo.

Contrario a Marx, John S. Mill (1806-1873), otro célebre economista británico, se refiere a los empresarios como los motores de la economía, presentándolos como personas frugales, emprendedoras, eficaces, innovadoras, corredoras de riesgo y promotoras del empleo y bienestar social.

Con el paso del tiempo y con la transformación de los procesos productivos y de distribución de las mercancías (bienes y servicios), los economistas han agregado la Tecnología a la reducida lista de los factores determinantes de la producción. Sin duda, la Tecnología ha modificado radicalmente las formas de producir.

Te invito a que imagines los apasionantes capítulos de la Revolución Industrial (periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del siglo XX) que nos impuso una civilización basada en el aprovechamiento de los energéticos fósiles (carbón primero y petróleo después) y a que continúes tu paseo por la historia económica hasta los días presentes, en que empleamos complejos robots inteligentes y drones, además de que se empieza a generalizar el uso del gas shale como energético relevante ¡Fantástico! ¿No es cierto?

Por cierto: la Primer Gran Revolución que generó el hombre fue la agrícola. Su invención, promovida por las exigencias de la ganadería, permitió que los grupos humanos se sedentarizaran y esta circunstancia apuró su  transformación y desarrollo socioeconómico y político. Teniendo seguro el alimento, el hombre tuvo tiempo para investigar y mejorar sus condiciones generales de vida.

Curioso ¿no?, que los hombres iniciaran la ganadería primero y que por la necesidad de alimentar los animales confinados se diesen a los trabajos agrícolas. Y más interesante todavía que posteriormente extendieran esta actividad a la producción de alimento para los integrantes de sus incipientes organizaciones humanas.    

Ya establecidos los grupos humanos, a lo largo de la historia se generaron diversos descubrimientos científicos y culturales que además de aportar lo suyo a la economía y la sociedad. Obviamente, las herramientas rústicas y los procesos productivos a que se aplican se van haciendo más complejas y eficientes y por ello, eventualmente, el hombre las agrupa en un concepto genérico: Tecnología.

Entre las innumerables ¿o infinitas? opciones que ofrece la tecnología destaca la que optimiza el aprovechamiento de  los recursos en la función productiva,  pero no menos importante es la que posibilita la incorporación de otros recursos valiosos que anteriormente no era pensable o posible utilizar, como es el caso del petróleo y gas de grandes profundidades marinas y subterráneas.

Pero también la tecnología, diseñada y producida en los países de alto desarrollo para satisfacer las necesidades de sus empresas y habitantes, ha afectado adversamente a nuestros países productores de materias primas al generar sustitutos sintéticos.  Estos productos artificiales ofrecen a los consumidores de los países industrializados de elevado ingreso muchas ventajas, entre las que destacan dos: i) que reducen su precio y ii) que disminuyen la dependencia respecto de los productores.

Te lo explico más claramente con un ejemplo muy concreto: los países industrializados de occidente, con culturas judeocristianas, con el desarrollo de nuevas opciones energéticas, son cada vez menos dependientes de los países productores de petróleo, que son en su mayoría de religión islámica.

Esta cuestión que tiene un gran trasfondo cultural, te la menciono porque Samuel P. Huntington, polítólogo norteamericano, postuló doctamente en  su famoso e influyente libro ¨Choque de Civilizaciones¨, que en el futuro las guerras se desatarían por  causas culturales (ideológicas o religiosas, para ser preciso). Esta obra se  publicó en la revista estadounidense Foreign Affairs en 1993 y posteriormente se publicó como libro en 1996.

Si los países musulmanes son los principales productores de petróleo y las reservas y oferta del energético fósil son decadentes, ya te puedes imaginar el caótico comportamiento de los precios, que tienen al mundo en situación de guerra. No son gratuitos los conflictos en Irak, Irán, Venezuela y Ucrania. En el fondo, hay razones vinculadas con los energéticos, sea la extracción o la distribución.

Es importante que sepas que al terminarse el petróleo y el gas, estará concluyendo una civilización basada en los energéticos fósiles. No es sólo cuestión de agotamiento de pozos y de precios fluctuantes. No es tan simple. Estamos hablando de una sociedad dependiente de recursos orgánicos desde hace 200 años. Ni tú,  ni tus padre y abuelos habían nacido.  

Pero sin complicar mucho las cosas, sólo pensemos en  México: Si los recursos provenientes del petróleo representan históricamente el 40% del total de los ingresos gubernamentales  ¿qué sucederá cuando en definitiva se agote este recurso, o que sea sustituido por otro?. No sólo careceremos de estos importantes ingresos de las ventas de PEMEX: tendremos que comprar  los nuevos energéticos.

No quiero imaginar la carga fiscal que nos espera. Los mismos causantes de siempre, que en su gran mayoría somos los trabajadores, seremos los que obligadamente tendremos que soportar la nueva y pesada carga.

Regreso al trato de los recursos de la producción, que vimos que se contienen en  una reducida lista: Naturales, Humanos, Capital y Tecnología. Quiero comentarte que recientemente y en atención a  sus indiscutibles méritos y aportaciones a la economía,  el Conocimiento fue agregado a esa lista. Y el mercado del Conocimiento,  es necesario establecerlo ahora, está en plena y muy dinámica expansión. Y me refiero a una expansión global. 

El Conocimiento tiene altísima demanda y su cotización depende de su   complejidad.   
Un detalle por demás curioso:  mientras que los demás recursos se gastan con su uso, el Conocimiento se reproduce.  El uso del conocimiento produce más Conocimiento ¿no es entonces, justificada su elevada Demanda y preferencia en la actualidad?

Es cierto que siempre ha sido así, pero resulta que en los últimos años el hombre cayó en la cuenta de esta característica única del Conocimiento: el Conocimiento es altamente prolífico. Conocimiento genera más Conocimiento.

 Por si te atrae saber de precios,  déjame decirte que mientras más alto y sofisticado sea tu Conocimiento (tu especialidad, o Conocimiento especializado), más altos serán los  salarios y beneficios que percibirás. No exagero al comentarte que la búsqueda planetaria (sí, escuchaste bien: hay muy fuerte Demanda planetaria) de profesionales con altos estudios es extraordinaria, lo mismo en oportunidades que en salarios.

Tratando estos temas se me antoja incurrir en un atrevimiento que espero que no te ofenda y te haga reflexionar: ¿No estarás perdiendo valiosas oportunidades de  futuro  al desperdiciar tu tiempo actual?

Eres muy joven y no te percatas que en estos tiempos el mundo está reduciendo paulatinamente su interés por las cosas grandes, simples y materiales. Y te aclaro que ello no habla precisamente de humildad franciscana. En realidad, las transacciones mayores se expresan cada vez más en términos virtuales. Por ejemplo: el monto expresado en dinero del comercio diario mundial de mercancías es inferior (y con mucho) al valor expresado en dinero de las operaciones financieras y bursátiles.

Lo apuntado en el párrafo anterior tiene una importancia impresionante por nefasta: en la actualidad, la economía es básicamente especulativa, lo que implica que se abandona la economía real (la de la producción y el empleo de mercancías que satisfacen necesidades básicas), para centrarse en cuestiones financieras y de Bolsa que no generan satisfactores sino utilidades, dinero simple, contante y sonante. Te soy franco: te estoy hablando del cáncer de la economía contemporánea: la especulación.

Te invito a que reflexiones esta ecuación que te explico: M – D - M´, que implica que tienes mercancía (M) que habrás de cambiar por dinero (D) para luego producir o adquirir más mercancía (M´). Hay ganancia, por supuesto, la ganancia capitalista clásica. El proceso establece que  hay producción, intercambio y luego Ganancia. Y el proceso se reinicia y los volúmenes se van ampliando, lo que crea más empleo y más mercancías y más ganancias. Un círculo virtuoso.
 
Pero te cuento que la ecuación determinante de la economía actual es D – D´, que significa que el dinero produce dinero, sin pasar por la producción de mercancías. Un círculo vicioso. El dinero lo genera el dinero y a esta práctica degradante Aristóteles y Platón la condenaron, manifestando que envilece el alma. La llamaron Usura y a los que la practican los calificaron de parásitos de la sociedad. Dura la expresión. Pero merecida.

Joven universitario: Te ruego que leas el próximo ESCRITORIO ECONÓMICO que concluye este mensaje que te dedico con gran cariño, consciente de la enorme responsabilidad y reto que te espera en el futuro. Un futuro que te demandará, además de una sólida preparación profesional, grandes competencias subjetivas como creatividad, liderazgo, lealtad, honestidad y preparación continua, como lo escribió Thomas L. Friedman en el artículo que comenté la semana pasada.

 
 

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