Solo 259 de los 1 mil  39 miembros del Sindicato Ùnico de Trabajadores del Ayuntamiento de Cajeme participaron en la elección de una nueva mesa directiva durante la asamblea convocada por el secretario general interino José Pérez.

La gran mayoría de los integrantes del Sutsac, alrededor del 75 por ciento, se negaron a votar con el fin de invalidar la elección y brindar su apoyo a Nelly Robles, a quien la dirigencia interina le negó el derecho a participar en la contienda interna.

Pese a ello José Pérez tomó protesta al ganador de la elección Julio Suárez (planilla roja), quien obtuvo 122 votos, por 83 de Esperanza Valenzuela (planilla morada) y 54 de Leonel Díaz (planilla blanca).

Por su parte Nelly Robles convocó a una nueva elección que se llevaría a cabo el próximo miércoles 28 de marzo con la participación de cinco planillas, incluida la que ella encabeza.

Después del mediodía un contigente de sindicalizados con Nelly Robles al frente se dirigeron a la sede del sindicato, ubicada en la calle Michoacán al sur de la calle 200, pero les fue impedido el acceso al edificio con un fuerte cordón policial que bloqueó el área.

En el intento tuvieron el apoyo de los regidores panistas Pedro Contreras y Afredo Ramírez quienes solicitaron al capitán René Barranco, coordinador del operativo policiaco, que permitiera el acceso de los sindicalistas a su edificio.

Barranco sugirió a los regidores comunicarse con el secretario de Seguridad Pública, Isaac Apodaca, quien por teléfono les dijo que la participación policiaca era con el único fin de evitar cualquier enfrentamiento o disturbio que pusiera en riesgo la integridad física de los seguidores de Nelly Robles.

La explicación del secretario de Seguridad no satisfizo a los regidores ni al grupo de Nelly Robles quienes llamaron a un notario público para que diera fe de la toma del edificio que, dijeron, se llevaría en forma pacífica y sin ningún daño a las instalaciones.

Sin embargo los agentes de la policía reiteraron que no dejarían entrar a nadie porque ésa era la orden que debían cumpir.

Robles y sus seguidores desistieron tras advertir que continuarán con las protestas hasta que no se les entregue el edificio que, dijeron, "no es de ellos (los funcionarios) sino de los trabajadores".