Un grupo de seis jóvenes chiapanecos aguardan en una casa de la colonia Casablanca a que regrese la persona que los trajo a esta ciudad con la promesa de conseguirles trabajo en el Valle del Yaqui.
Ellos laboraban en los campos agrícolas de la costa de Hermosillo, a donde llegaron provenientes de Margarita, Chiapas, hace ya varios meses.
En la costa trabajaban durante nueve horas diarias, de 7 de la mañana a 4 de la tarde, por un sueldo semanal de 800 pesos.
"Nos alcanzaba para comer e irla pasando, pero nomás, no podíamos ahorrar para enviar a nuestras familias ni para otros gastos, todo se iba en pagar lo que necesitábamos a diario", relatan.
Un vida difícil, sí, pero preferible a la que llevan en Chiapas donde no hay trabajo, nada qué hacer más que cuidar la parcela sembrada de maíz, un cultivo para el autoconsumo aunque a veces no alcanza ni para eso.
En la costa de Hermosillo, una persona les dijo que acá en el Valle del Yaqui había trabajo mejor pagado y los entusiasmó. Se vinieron alrededor de 30 jornaleros y fueron alojados en la casa del fraccionamiento Casablanca, donde pasaron los días sin que regresara la persona que los trajo.
No llegó nadie, no hubo expectativa de algún trabajo en el Valle y los que pudieron se regresaron a Hermosillo.
Aquí permancen seis aún. Desesperados, no saben qué hacer, a quién acudir, cómo hacer para regresar a los campos de la Costa donde por lo menos tienen trabajo seguro.
Los días pasan y el poco dinero que tenían lo han agotado en la compra de pan, sodas y alimentos precarios con los que calman el hambre.
Desde Casablanca, piden un apoyo de las autoridades del DIF, la Casa del Migrante o cualquier institución o persona solidaria que les ayude a regresar a la Costa de Hermosillo.
A su natal Margarita no piensan volver por el momento. ¿Para qué si allá no hay nada que hacer?