Una película sobre la reflexión de la violencia.
El próximo miércoles 30 de abril a las 7 p.m. se proyectará en el auditorio de la Biblioteca Pública la cinta “El listón blanco” (Alemania/Francia, 2009) del director Michael Haneke. Una obra que ganó el máximo premio del Festival de Cannes, otorgándole la Palma de Oro a mejor película.
La trama de la cinta está ubicada a principios del siglo XX, en específico, se centra en un tradicional y conservador pueblo en Alemania a unos meses que estalle la Primera Guerra Mundial. En el lugar, la paz comienza a perturbarse cuando comienzan a suceder misteriosos y extraños eventos que parecen ser castigos perpetrados de manera ritualista. Los niños de los pobladores parece ser que son la clave del misterio.
Hasta aquí la trama pareciera que va dentro del género de misterio, pero, como toda buena película, rompe con los esquemas y moldes del género para exponer la trama de una forma muy original, mezclando historia, suspenso, drama psicológico y, más que hablarnos de un pasado, nos dice algo sobre el presente.
Pero, ¿qué hay con los niños? Y, sobre todo, ¿Por qué el director ubica esta trama de misterio en el contexto histórico previo a la primera gran guerra? Precisamente lo original de “El Listón Blanco” es que Haneke, el director, plantea la problemática del terrorismo y el fascismo sin que se haga evidente, sin mencionar nada relacionado con esos dos términos en la pantalla. Esto, para hablarnos de un presente dentro de un contexto histórico de hace un siglo –Este año es el centenario de la Primera Guerra Mundial-.
Filmado en una deslumbrante fotografía en blanco y negro, observando el microcosmos de un “apacible” poblado alemán, donde la tradición y el conservadurismo se encuentra omnipresente y omnipotente entre los pobladores.
Personajes costumbristas como el doctor, el hacendado, el predicador, el maestro son piezas del rompecabezas del misterio que rodea la trama. Y este punto es donde la cinta radica su brillantez y originalidad: Los actos atroces que ocurren no se sabe quién -o quienes- lo perpetran. Lo oculto, es la clave, y el director lo lleva con maestría: El espectador tiene que poner de su parte para atar cabos y llegar a una conclusión (¿?) más bien a una reflexión sobre la naturaleza del hombre.
Pero, reitero, tampoco la cinta se centra, a como diría la crítica anglosajona: una cinta de “who dunnit (el quién lo hizo)” del género detectivesco, sino va más allá y, sin dejar el suspense y el entretenimiento, hace una dura reflexión sobre los orígenes de la violencia selectiva, del fascismo y como el conservadurismo recalcitrante es semilla del odio al “otro”. Tesis que Michael Haneke lo plantea, insisto, de una manera muy original. Sin duda, “El listón blanco” es una película que es necesario ser revalorada como una de las mejores películas de la década pasada.
El Cine Club de Biblioteca Pública está abierto a todo público. Esperamos su presencia el próximo 30 de abril a las 7. Clasificación: adolescentes y adultos.