La aprobación del Plan Sonora Proyecta no es “enchílame las otras”. Es un asunto muy serio y da “pena ajena” ver la tendencia con la que ha sido tratado no sólo por algunos colegas columnistas y medios de comunicación, sino, lo que es peor, por las fuerzas vivas de nuestra sociedad.
Yo me había mantenido al margen de este tema considerando que la bursatilización es un tópico para expertos financieros y similares, y esperando ver, de parte de las diferentes cámaras y hombres de negocios en lo particular, un análisis que me aclarara o tradujera a términos “cristianos” todo lo que la bursatilización significaba, y esperando también que estos hombres expertos en dinero mejoraran el PSP, considerando que toda creación humana es perfectible.
La simple pluralidad del Congreso del Estado, pensé, generará la neutralidad a cualquier exceso, falla o desequilibrio del Plan.
Pero, oh decepción, los “prohombres” de nuestra sociedad o no lo analizaron o están aterrados pensando que si contradicen al Gobernador van a caer de su gracia o los van a excluir de los negocios, -al igual que ciertos columnistas-, pues no se vio a este sector pujante, participativo, generando un sano debate y sumando alternativas al plan, mucho menos proponiendo ajustes, en otras palabras, comprometidos sinceramente, y no de dientes para afuera, cegados por el interés personal, con el futuro del Estado.
Flaco favor le hacen al Gobernador al no hacerle planteamientos o sugerencias que ayuden al PSP a resultar menos caro en dinero y en tiempo. Ayudándole a mejorar el plan, le ayudarían también a salvar el juicio histórico pues estamos hablando de que los sonorenses seremos endeudados por 30 años; es decir, el niño que está naciendo hoy, a sus 30 años estará pagando aún un crédito que él no solicitó.
Cuando Hedy de Tapia, Natalia Vidales, Cristina de Escobar y yo estuvimos en Los Pinos con el presidente Vicente Fox en noviembre de 2001 representando a Vamos por Sonora, fuimos testigos de cómo “los meros, meros” también son engañados por su gente. Cuando le planteamos al Presidente nuestra inconformidad por el alza de las tarifas eléctricas y cuáles eran nuestras exigencias, él nos dijo seguro y convencido: “…Es que ese aumento de tarifas sólo afecta a los ricos… los pobres están protegidos”.
En ese momento nosotros le contestamos: “Señor Presidente: Su gente le miente”, y le enseñamos las dos gruesas carpetas con los recibos de la luz que nos habían entregado miles de usuarios y a los que les anexamos datos del oficio u ocupación de las gentes, así como comprobantes de las miserables pensiones o pago de honorarios de esos pobres que él mencionaba, con lo que le demostramos que todas las corridas financieras que le hicieron los “genios” financieros de Hacienda y C.F.E. para engañarlo y hacerlo firmar el decreto de alza de tarifas, estaban “amañadas”. Ahí mismo asignó al doctor Sojo, de todas sus confianzas, para que hiciera los estudios e investigación de esos recibos. El Presidente de la República reconsideró y en menos de un mes dio marcha atrás al decreto.
Claro que el Gobernador tiene expertos financieros de confianza cerca de él, pero finalmente será él, el único responsable. Por eso, ojo, señor Gobernador, con tantas adhesiones incondicionales de parte de las fuerzas vivas y columnistas. No son realmente una adhesión a su persona o al interés del Estado, sino que cada quien vela por su interés personal y entona al oído el canto de las sirenas.
Todos, aun los opositores al PSP, afirmamos que las obras del Plan son buenas y contribuirán al desarrollo del Estado. Eso no se discute, pero lo que merece debate sin radicalizaciones partidistas y merece reconsideraciones razonables es el esquema o formato de la deuda, el costo y tiempo tan elevado, y la jerarquizacion de las obras.
Yo creo sinceramente que de la propia oficina del Gobernador deben salir los ajustes necesarios. No es justo que 4 mil millones se apliquen en obra pública y la compañía aseguradora del Plan se lleve 1,900 millones a la bolsa, tampoco es justo que se gasten 800 millones en el pago de comisiones y asesorías, y otros muchos millones para gastos similares. Esto definitivamente es “demasiadísimo”.
También creo que el Plan debe ajustarse a los criterios o índices internacionales de transparencia y de rendición de cuentas, y no a lo que decidan o crean los priistas o los panistas, porque es mucho el dinero en juego.
Pero lo que veo todavía más grave y delicado es que de los 4 mil millones sólo el 5% va para obra hidráulica. Aquí el plan se queda corto porque el problema del agua debe contemplarse como la primera, la más urgente y la más importante necesidad a resolver.
Si nos quedamos sin agua la ciudad y el Estado morirán. Tan simple como esto, y es sobre todo por esto, que me siento con la responsabilidad de emitir mi opinión. Es mi compromiso con las generaciones futuras.
Fuente: www.mujerypoder.com.mx
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