Volvió de la muerte dos veces
Sergio Anaya
Viernes 16 de Mayo de 2014

Hay de experiencias a experiencias, pero pocas como la de don Arturo Saavedra quien volvió a la vida dos veces después de que los médicos lo habían dado por muerto.

Su doble resurección ocurrió en 1978, cuando él tenía apenas 24 años. Desde entonces, Arturo visita ciudades donde da pláticas sobre la importancia de prevenir accidentes como el que le arrancó la vida dos veces.

Ahora está en el Hospital General de Ciudad Obregón y nos cuenta cómo ocurrió todo. Habla en inglés, porque es ciudadano norteamericano de nacimiento, y a través de un traductor nos vamos enterando de su historia:

En 1978 él conducía una motocicleta y llevaba a bordo a un niña, su sobrina, cuando un descuido lo hizo impactarse en la parte trasera de un automóvil. Lo fuerte del impacto hizo que la moto volteara hacia atrás y cayera sobre el tío y la niña. El golpe le quebró los brazos al mismo tiempo que le caía encima un fuerte chorro de gasolina que no tardó en encender y cubrir en llamas el cuerpo de Arturo quien ardió durante diez mintuos.

Cuando llegaron los paramédicos, tenía casi todo el cuerpo quemado y agonizaba. Lo subieron de inmediato a una ambulancia, a la niña en otra y se los llevaron a un hospital.

Con los brazos quebrados y achicharrados, con quemaduras en todo el cuerpo, no tenía un lugar visible donde los médicos pudieran aplicarle una inyección para estabilizarlo. Además estaba inconsciente, no reaccionaba. Había muerto. Así parecía hasta que expresó una leve señal de vida y los médicos ordenaron trasladarlo a otro hospital con mejor equipamiento para quemados.

En el trayecto al segundo hospital volvió a morir. De nuevo los médicos lo hicieron a un lado para dedicar todo su esfuerzo a salvar la vida de la niña quien tenía quemaduras en la mitad del cuerpo.

La niña no se dejaba atender, el dolor insoportable le impedía estar quieta y lloraba con gritos tan fuertes que sacó al tío de su segundo trance mortuorio. Con la poca conciencia que temía, Arturo ordenó a la niña que se dejara atender y ella obedeció. Así, poco a poco y gracias al esfuerzo de los médicos, tío y sobrina empezaron a reaccionar a los medicamentos iniciales aunque después vino la terrible etapa de la recuperación.

Él perdió la vista y un brazo, además de las marcas de las quemaduras en el rostro y en casi todo el cuerpo. Fue sometidos a 59 intervenciones quirúrgicas en diferentes partes del cuerpo y a 80 cirujías en los ojos que le permitieron volver a ver.

Un proceso largo, doloroso, pero necesario para recuperar la vida normal, aun sin un brazo.

Hoy, 36 años después, han quedado atrás las terribles experiencias del accidente, la doble agonía y el proceso difícil de la recuperación. Arturo tiene ahora una empresa que participa en la organización de las conocidas carreras de La Baja (en Baja California). Es el encargado de la seguridad de los competidores.

Tiene un trabajo que lo ocupa la mayor parte del tiempo, pero cada vez que tiene una oportunidad acude a donde lo inviten para dar pláticas sobre cómo prevenir accidentes. No cobra por las conferencias, lo hace de manera gratuita sólo por el gusto de contribuir a que otros no sufran lo que él sufrió.

Ahora está de visita en Cd. Obregón y su mensaje anima a quienes quieran oirlo. Vale la pena.

 
 

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