La cita era a las diez, pero el diputado estaba muy ocupado atendiendo otros asuntos más importante y las doñitas podína esperar allí, en la ardiente explanada del PRI, mientras una chica rubia y un joven trataban de entretenerlas con las arengas de siempre: "A ver a ver, dónde están las mujeres del Campo 5... dónde están las mujeres de la Machi López... dónde están..."

Arengas que se mezclaban con la exaltación al diputado Astiazarán que en un rato ya no era Antonio sino simplemente Toño, el hombre que se preocupa por nuestras madrecitas y por eso les trae este seguro por si alguna resulta con cáncer de mama.

Pero nos dieron las diez, las once y las doce y hasta entonces llegó el diputado, sonriente por supuesto, contrastando su energía con el cansancio de las doñas que lo escuchaban, sin mucha atención pero cumpliendo con la mujer que las reunió en la colonia y las trajo hasta aquí con la promesa de algo.

Las sillas donde se sientan el diputado y sus acompañantes han sido calentadas por el sol, también la mesa, molesta el aire caliente que se levanta de la explanada, molesta el sol brillante del mediodía. Tal vez por eso el discurso del precandidato es corto, ya regaló su sonrisa a las doñas, las apapachó con sus palabras.

Después de Toño sigue al micrófono una de las presentadoras arengando a las doñitas que ahora sí de plano ya no soportan y empiezan a retirarse, dándole la espalda a la rubia que toma el micrófono para insistir en lo buena persona que es el diputado Astiazarán.