Un impresionante operativo de seguridad en el que participaron alrededor de cien policías, guardias de la Expo y guardaespaldas personales, fue el marco en el que se llevó a cabo el concierto del cantante Julión Álvarez entre la medianoche del sábado y las primeras horas del domingo.
La inseguridad y el miedo flotaban en el ambiente de la Expo por razones bien conocidoas.
El concierto suspendido por el rapero Cosculluela debido a las agresiones que le hicieras desde el público, el asesinato de Tito Torbellino dos días antes y los rumores, pero sobre todo la trayectoria de Álvarez como cantante de narcocorridos, fueron los ingredientes que marcaron a la Expo Obregón, un evento cada vez más alejado de la sana convivencia familiar y más cercano a las borracheras masivas y a la promoción de la narcocultura musical.
El cuantioso operativo de seguridad que acompañó a Julión Álvarez fue encabezado por el propio secretario de Seguridd Pública, Isaac Apodaca Lauterio, quien era acompañado de sus principales comandantes y elementos fuertemente armados, así como la seguridad privada que traía el cantante, la seguridad que ofrece la Expo y anexados elementos del Cuerpo de Bomberos.
El nerviosismo estaba en el aire, es por ello que iniciando el concierto se armaron los jaloneos y empujones atrás del escenario y elementos de seguridad empezaron a desalojar a periodistas, amigos e invitados especiales que estaban cerca del cantante.
Ni siquiera los organizadores de la Expo Obregón se escaparon y parecía que todo sería un caos cuando algunos eran esposados y sacados a empujones del área de espera, pero conforme transcurría el concierto las cosas volvieron a tomar su nivel y de nueva cuenta se le permitió la entrada a todos los desalojados.
En ningún momento Julión se refirió a los hechos violentos ocurridos apenas un par de días atrás y mucho menos interpretó ninguna canción alusiva a la violencia, ni a los narco corridos, ni siquiera la canción "25 de Diciembre" que en las presentaciones anteriores formaba parte de su repertorio, pero en cambio cantó la canción yaqui "Flor de capomo" que fue del agrado de todos los asistentes.
Pese a estas precuaciones en el repertorio del cantante, había mucha tensión en el ambiente y ésta aumentaba con detalles como un corto cicuito o una persona desmayada en medio de la multitud.
El Teatro del Pueblo lució un lleno espectacular que compensó la baja afluencia de gente en otros días.
El concierto finalizó casi a las 4:00 de la mañana pero el cantante atendió a sus seguidoras hasta después de las 5:00 a.m. del domingo ante la mirada escrupulosa de los distintos cuerpos de seguridad que nunca se le separaro; el nerviosismo se percibía en el aire mientras la luz empezaba a llenar la mañana del domingo.