Caricaturistas
Alejandro de la Torre
Jueves 23 de Agosto de 2007
Por Alejandro de la Torre
Desde José Guadalupe Posada a principios de siglo y sus dibujos cadavéricos, de la caricatura atrevida, perspicaz y censurada de Abel Quezada hace cuarenta años, de Rius y “Los agachados” que hicieron época después del 68.

Recordando a Quino, Fontanarrosa, Naranjo, Efrén, y la gran imaginación de Freyre en “Siempre”, lográndose con Magú el de los horrorosos monos, El Fisgón, Rocha, Helguera, toda una hazaña en la libertad de expresión en las épocas de la dictadura presidencial, primero en Unomásuno y después en La Jornada.

Hasta hace poco Trino en Internet, su “Santo y la tetona mendoza”, o Jis y sus “Crónicas marcianas” en la revista “Milenio”, la ironía y la burla acerca de los mitos intocables, el manejo sin limites de la representación surrealista a través del dibujo patético de la crisis de la contemporaneidad con personajes irreales y deformes.

La critica hacia los valores moralizantes de sombras descubiertas por la creatividad del lápiz o la tinta china.

La demostración palpable de que un dibujo dice más que mil palabras, de que una representación caricaturesca de una situación o personaje de la política a veces logra ser más expresivo, vence los sofismas, logra mover más las conciencias y en algunos casos es una herramienta fecunda de presión política contra las injusticias. Además de que con humor y paroxismo provoca la risa y el olvido momentáneo de noticias criticas o desagradables.

Caricaturista por antonomasia Juácer, hoy lastimado de sus ojos, ocupa un lugar preponderante en la caricatura del periodismo en Sonora, creatividad y humor inigualables, comparables con los de talla nacional. Dimas, que hace años no publica, rapidez del reflejo y el tacto fino para representar en unos cuantos trazos toda una concepción de la nota principal.

Conocí a Osuna en sus inicios, -que tuvo una perdida irreparable de 30 cartones en mayo pasado en un stand de la Expo Obregón-, lo visitaba en su casa de la colonia yocujimari de parte del consejo estudiantil, montamos en el CBTIS37 una exposición de sus primeros grabados en 1985.

La libertad de prensa viene apegada en las últimas décadas con la labor cotidiana, fecunda, sensible, y mal pagada del caricaturista político. Arte y dibujo, libertad y expresión, creación y lucha de los cartones hechos por verdaderos cronistas pseudonímicos del papel y la tinta.

Un cartón se puede hacer tal vez en treinta minutos, cosa fácil diría el que no conoce.

Pero conlleva un profundo conocimiento y análisis político y social, y una acumulación de vivencias de varios años en el periodismo. Además lo mero principal: El don de dibujar, hacer reír y comunicar. Nada fácil. Poco valorado.

El caricaturista esta en el fondo de la libertad, en el desprecio de una concepción abrupta del poder sobre el periodismo.
 
 

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