El empresario Gildardo Caballero Arredondo, mejor conocido en el mundo de los espectáculos como el “Wero Kamaron”, tuvo la fuerza de voluntad para rebajar cien kilos de peso en un año y afirma que seguirá rebajando aún más.

Gildardo, un empresario exitoso dedicado al servicio de sonido e iluminación para conciertos musicales, tenía motivos para estar feliz al consolidar varios años de trabajo.

Pero cuando subió a la báscula por indicación de su médico, y el aparato marcó 195 kilos,  el galeno le advirtió:

“Tu éxito empresarial no lo vas a disfrutar mucho si sigues subiendo de peso; no te garantizo que en unos años más sigas vivo”.

De inmediato se le vino a la mente fue su familia, recuerda Gildardo. Y motivado por el amor a los suyos inmediatamente se puso a dieta.

Lo primero fue modificar sus hábitos. Debido al trabajo nocturno (los conciertos terminan a las 2 ó 3 de la mañana y enseguida hay que asegurar la infraestructura y equipo del escenario), Gildardo comía a cualquier hora y en abundancia.

“No te voy a mentir, me cenaba 4 hot dogs con todo, ó 10 tacos de carne asada, le entraba con ganas a los chicharrones... Actualmente como con moderación, me aviento un hot dog aunque el vendedor, que es mi amigo, y me diga ¡Oiga, le faltan otros tres!"

Y como en muchos casos, no se trata de lo que comas sino de las cantidades:

"¡Claro! Que como de todo, pero menos raciones, además de los suplementos alimenticios de una marca internacional, dejé también las gaseosas, ya que me aventaba hasta tres refrescos de cola en una comida".

“El Wero Kamaron” afirma que cuando inició la dieta se quería morir, le entraba el pánico y quería comer de todo, para calmas la ansiedad comía aguacates con sal y limón. En los momentos más difíciles pensaba en su familia, en su salud y en todos los logros que había alcanzado con su empresa.

Todo eso, pensaba, no tendría sentido si él se moría por cuestiones de sobre peso.

Asegura que nunca se sintió mareado cuando inició la dieta tan rigurosa y mucho menos se le descompensó algún órgano, no padece diabetes, ni flacidez y mucho menos tiene el hígado graso. Sólo había sido operado de la vesícula ya que le sacaron muchas piedras debido a su exagerado peso.

Gildardo Caballero pesa actualmente 95 kilos, está en perfectas condiciones de salud y agregó que aún no hace ejercicio, pero ya va a empezar porque quiere rebajar aún más kilos pues su negocio le exige tener una buena apariencia e imagen, además de que piensa extenderse hacia el mercado de los Estados Unidos en cuanto arreglé su visa.

Antes de despedirse afirmó que si existen interesados en rebajar con gusto les pasa la receta, pero dice que lo más importante es que tengan mu