CARTAS CIUDADANAS (6) Entre la utopía y la ingenuidad
Jaime E. Mondragón
Lunes 23 de Junio de 2014

Muy estimado(a) Candidato(a):

En mis CARTAS CIUDADANAS anteriores he manifestado el gran desencanto de los mexicanos frente a su realidad plagada de desigualdades, injusticias e inseguridad.

Y por reiterarla nada más, permíteme mencionar la aguda indigestión popular por los resultados negativos y sumamente caros que generan los gobernantes emanados de la voluntad y alquimia de los Partidos Políticos, que no de la decisión soberana de la población mexicana. Padecemos los mexicanos la peor enfermedad política de los tiempos actuales: la tiranía de los partidos políticos. 

Fíjate bien, Candidato(a): no escribí Partidocracia, que éste es un mal menor en comparación con el mal que nos aqueja. Partido político, en el caso mexicano,  es una de las formas específicas de degeneración de la politeia a las que se refería el filósofo Aristóteles.  Nada más y nada menos.

Lo anterior viene a cuento porque en la semana pasada el Instituto Nacional Electoral (INE), engendro ¿ciudadano? que sustituye al IFE, engendro que por sus hazañas electorales conviene desaparecer, hizo públicos los resultados del ¨Informe sobre la Calidad de la Ciudadanía¨, una Encuesta realizada con el concurso de instituciones de docencia e investigación con reconocido prestigio en México y el extranjero, como El Colegio de México, UNAM, Centro de Investigación y Docencia Económicas, Instituto Tecnológico Autónomo de México, entre otras.

De dicho Informe me permito citar algunos párrafos relevantes que te exponen la dimensión enorme del reto político que enfrentarás cuando inicies formalmente tu Campaña hacia la Presidencia Municipal: la desconfianza ciudadana.

“El documento, elaborado a partir de 11 mil encuestas en 10 estados, confirma los altos niveles de desconfianza en el prójimo y en la autoridad, particularmente en las instituciones encargadas de la procuración de justicia; confirma igualmente su desconfianza a todo tipo de redes de información que vayan más allá de la familia, vecinos y algunas asociaciones religiosas, y especialmente manifiesta su desencanto por los resultados que ha tenido la democracia”.

Otro párrafo precisa más la cuestión: “siete de cada diez ciudadanos no puede confiar en la mayoría de las personas y 75 por ciento no conoce a alguien que le pueda ayudar a defenderse ante una injusticia, mientras que 66 por ciento sostiene que las leyes se respetan ‘‘poco o nada’’

Un poco más del Informe para que nuestra ciudadanía se interese e identifique en este documento: ‘‘los mexicanos no se sienten representados, no tienen confianza en los actores clave de la democracia, ni en las instituciones más cercanas y visibles del Estado. Sólo 19% confía mucho o algo en los partidos políticos y 17% en los diputados’’

En resumen, el Informe del INE “expone que la debilidad de los sistemas legales y su falta de efectividad necesariamente afectan su legitimidad. La ineficacia operativa de las instituciones judiciales y de seguridad, así como la incapacidad de los agentes básicos del sistema, ofrecen testimonios suficientes para sustentar la desconfianza ciudadana”. 

¿Mi comentario sobre el Informe del INE? Con gusto, Candidato(a): más claro y sencillito el diagnóstico político, imposible. La neta, me gustó. Es realista.

Te estarás preguntando, Candidato(a), las razones que me asisten para citar textualmente los párrafos anteriores del Informe del INE. Bueno, son harto convenientes para apuntalar la propuesta que en esta CARTA CIUDADANA te presento en su primera parte. Espero sea de tu interés y que cuando seas presidente municipal, sea en provecho de la población municipal y su gobierno.

Primero permíteme contarte que hace muchos años en nuestro municipio teníamos un organismo integrado exclusivamente por ciudadanos, que participaba relevantemente en las tareas de gobierno. Las apoyaba con efectividad y transparencia y sus resultados eran espectaculares.

Candidato(a):  ¿Sabes a que organismo me refiero? ¿quieres más pistas para que recuerdes?. O para que busques en los anales de Cajeme. Vale la pena saber de este organismo, en serio. Fue constituido por ciudadanos de la más alta calidad cívica y moral, por personas que regalaron su tiempo, ingenio y esfuerzo para hacer realidad las más caras aspiraciones de la comunidad a la que pertenecían con gran orgullo.

¿Te han contado tus padres que antes,  los cajemenses hablábamos con orgullo de lo nuestro?  ¡O tempore! ¡O mores!  Antes, creíamos en nosotros y en los otros. Ahora desconfiamos de los otros y no creemos más que en la familia. Y no siempre. Así están las cosas.

A lo que hemos llegado los mexicanos por las culpas ajenas. Conste que no éramos así. Mejor me autocensuro y no le sigo dando a este tema tan doloroso para la sociedad. En serio, cala y asusta esta cuestión degenerativa.

Te sigo dando pistas: los ciudadanos que formaban parte de este organismo ejemplar eran elegidos democráticamente, su actuación era a título Honorario (no cobraban por su desempeño), estaban voluntariamente sujetos a la más estricta disciplina de trabajo y sus cuentas eran transparentes, publicadas periódicamente y auditadas por órganos contables públicos y privados. ¿No suena sensacional?

Lo que gobierno municipal hacía con mil pesos, este organismo solía hacerlo con la décima parte. Y con muchísima más calidad y oportunidad en las obras y en la prestación de servicios.

¿Y te cuento algo mucho mejor todavía de este organismo, que es muy difícil de imaginar en los tiempos que vivimos?  Tenía ingresos propios.

Como lo oyes y aunque te cueste creerlo, Candidato(a): este organismo no dependía del Presupuesto del Ayuntamiento, aunque sí recibía aportaciones de los tres niveles de gobierno. Pero la mayor parte de sus ingresos provenían de aportaciones de la población y de varias actividades que realizaba o coordinaba el propio organismo. Esta circunstancia le concedía independencia relativa que sabía ejercer con mucha dignidad y tino.

¿Qué tal, eh? Y no por nada, Candidato(a), pero la población lo apoyaba porque lo sentía suyo. Porque en él participaban sus representantes, elegidos de manera directa y democrática; por saberlo al servicio de las causas comunitarias más nobles y urgentes; y porque sus resultados fueron excelentes.

En resumen, Candidato(a), la comunidad apoyó este organismo porque de él sí recibió beneficios básicos, directos, económicos y de verdadera trascendencia socioeconómica. No había relumbrón. Y lo más importante: no sembró dudas sobre el manejo de sus intereses de servicio o de los recursos financieros que manejó.

Déjame enfatizar algo que es de la mayor importancia y que emociona: el organismo no se contaminó con la política. Y todavía más: los integrantes del organismo no podían hacer política mientras estuviesen en sus funciones. Quizá por eso fue transparente, eficaz y apreciado este organismo. Y quizá por estas razones fue que los políticos neoliberales lo desparecieron.

¿Estás de acuerdo que fue una aberración administrativa y un gravísimo atentado a la comunidad, la desaparición de este organismo genuinamente ciudadano?

A mi parecer, el organismo manejaba mucho dinero, realizaba muchas obras, ofrecía resultados muy satisfactorios, contaba con el aprecio general de la comunidad, era representativo e influyente, establecía parámetros (resultados) de honestidad y eficacia administrativa que políticos y gobiernícolas no podían ni querían emular.

Este organismo que te presentaré con funciones y atribuciones formales de Administración y Gobierno en la siguiente CARTA CIUDADANA, les estorbó a los nuevos políticos y gobernantes de la postmodernidad (la de ahora) por ser un Modelo de Administración que se reñía francamente con los fines de la nueva política neoliberal.

¿Qué hicieron al respecto? Lo desaparecieron. Punto.

Ahora que ¨el horno no está para bollos¨ porque la insatisfacción y desesperación ciudadanas están al límite de su muy elástica frontera de tolerancia, conviene que medites en la conveniencia de involucrar a la ciudadanía en las funciones del gobierno local. Además de legitimarte políticamente, te sería de lo más útil contar con la voluntad, experiencia y energía de la comunidad.

Piénsalo bien, Candidato(a): quizá el organismo sea, como lo fue en sus tiempos, la solución a muchos problemas de gobierno y de la propia comunidad.  Quizá estarías evitando un estallido social y político e inaugurando una modalidad de gobierno efectivo, inédito, democrático, diferente y muy bien aceptado y apoyado por la ciudadanía. 

Para finalizar te aseguro algo que te agradará en extremo: los ciudadanos no somos ingratos: si haces un gobierno así, con un organismo como el que te propongo que reinstales o alguno parecido, los cajemenses te lo agradeceríamos y te ubicaríamos en sitio muy destacado en la historia de nuestro municipio y estado.  ¡Me cae que sí!

ESCRITORIO ECONÓMICO
M.N.I. Jaime E. Mondragón M.

 
 

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