VERTIENTE
Bernardo Elenes Habas
Viernes 18 de Julio de 2014

En las manos de los notables del PRI está el que no se les complique la elección de candidato a la gubernatura, no permitiendo que decidan los pocos, sino los principales actores de la política: los ciudadanos

Bernardo Elenes Habas



Sin duda, el precandidato rebelde a la gubernatura de Sonora, en el PRI, es Ernesto Gándara Camou, El Borrego. Mientras que en el partido azul, protagoniza ese papel, David Figueroa Ortega.
  
Los hechos y testimonios en el transcurrir político de la entidad, muestran que siempre ha surgido en los procesos internos, y desde el mismo contexto de la sociedad, alguien que se oponga a los cartabones dictados por los grupos de poder.
  
Lo hizo, en su momento, Fausto Acosta Romo en 1967, cuando fugazmente intentó oponerse a los designios del sistema. Sin embargo, su indisciplina fue avasallada por la candidatura de Faustino Félix Serna, quien logró ser impuesto como candidato y gobernador por la férrea e inconmovible maquinaria priísta.
  
En el 2003, al concluir su mandato en la gubernatura Armando López Nogales, desde la estructura y disciplina dictada por su partido, trabajó con especial pasión para que el candidato ideal fuese un hombre capaz y con sensibilidad humana: Alfonso Molina Ruibal. Pero surgió otro insurrecto que no aceptó el proyecto: Eduardo Bours Castelo.
  
Eduardo operó fuerte, movió contactos y logró que el dedazo se suavizara a través de un debate de ideas y propuestas ante la sociedad sonorense para que ésta decidiese, participando inicialmente cinco aspirantes: Molina Ruibal, Bours Castelo, Guillermo Hopkins, Javier Gándara Magaña y Héctor Cáñez.

Gándara Magaña no llegó a los denominados Foros Regionales, porque, supuestamente, incumplía con algunos requisitos que la convocatoria reclamaba, lo que provocó que abandonara, ese año, su anhelo de contender por la gubernatura y al PRI, incluyéndose en las filas del PAN, del que, actualmente, es precandidato.
  
Eduardo ganó los debates y luego la gubernatura, rebasando las reglas partidistas que estaban confeccionadas para que el protagonista principal fuese Molina Ruibal.
  
El devenir de Bours Castelo, ciertamente fue de contrastes, en cuyo gobierno prevalecieron las pugnas políticas y esencialmente el separatismo del PRI estatal de su tejido nacional.

Y sin poder sustraerse a la ambición del poder político, porque soñaba en construir el andamiaje que lo llevara, desde Sonora, a convertirse en candidato a la presidencia de la República, diseñó al final de su sexenio, una estrategia para ungir como su heredero a Alfonso Elías Serrano, dejando sentado al Borrego Gándara, candidato natural, quien poseía, como ahora, el apoyo de una gran mayoría de sonorenses, obligándolo a sacrificar su rebeldía y la posibilidad de darle un triunfo sin precedentes al tricolor.
 
Sin embargo, el diseño personalista de Eduardo, junto con una serie de acontecimientos sin precedentes, como el lamentable caso de la Guardería ABC, abrieron las puertas de la gubernatura al PAN.

Hoy, de nuevo es evidente que El Borrego Gándara, se constituye por mérito propio, por capacidad política y social, en el candidato natural del partido fundado por Plutarco Elías Calles, a quien no han podido borrar de la conciencia de los sonorenses pese a las estrategias diseñadas desde el PRI nacional y el PRI estatal, y que indican que la gubernatura para el tricolor sólo podría perderse si los oficiantes privilegiados de la política, se empeñan en caprichos o en acuerdos de altas jerarquías, y se niegan a ver lo evidente.
    
Más allá de las encuestas, que, se ha repetido hasta el cansancio, se trata de fotografías del momento, está la inteligencia y capacidad de discernimiento de la ciudadanía, la que tiene claro, por principio de cuentas, que a Sonora le urge un cambio de partido en la gubernatura para que el germen de odio y división que se respira en el ambiente, se disipe; pero también, que el candidato a conducir los destinos de una entidad privilegiada y noble, surja de la decisión de sus habitantes.
  
Sólo la sociedad civil, hombres, mujeres, jóvenes, tienen el derecho de escoger el gobierno que mejor les parezca, pero no solamente en la instancia final representada por las urnas durante la elección constitucional, sino dentro de un proceso integral, de sinergia entre partidos y comunidades, para escoger, como punto de partida, a quién llevará sus banderas.

Es tiempo, pues, de que se abran, sin ventajas, las oportunidades para Ernesto Gándara Camou, Claudia Pavlovich Arellano, Antonio Astiazarán Gutiérrez, Samuel Moreno Terán, Jesús Alberto Cano Vélez; asimismo para los aspirantes del PAN, como Javier Gándara Magaña, David Figueroa Ortega, Francisco Búrquez Valenzuela, y quienes que se mueven en las nomenclaturas de otros partidos, para que los abanderen, por principio de cuentas sus simpatizantes, no los círculos de poder, porque sólo así podrá ganar Sonora y por supuesto, la democracia.

Le saludo, lector.


 
 

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