El PRD es la segunda fuerza política del país. Jamás llegó tan lejos. ¿Cómo lo logró?
Evidentemente por el arrastre popular de AMLO. Ni Cuauhtemoc Cárdenas en su mejor momento lo tuvo. Así pues los perredistas en su Congreso, no tenían por qué sentirse magnánimos por no haber criticado - ejercido la “autocrítica”, dicen demagógicamente- contra su candidato a la presidencia por sus errores.
Por otra parte, ganó. Pero sólo a él le fue mal en la sinvergüenza feria panista. El personalmente es el peligro para el PRIAN y la esperanza para México. Los perredistas hoy están en el Congreso percibiendo sueldazos, afianzados, aunque algunos de porteros de la puerta trasera, que a lo mejor le abren a Calderón para su informe.
Faltaba más que debiéndole los puestos, los que fueron incompetentes para defender la victoria electoral de su candidato y de su partido, para detener la Ley Televisa, para exigir justicia en el fraude cibernético del cuñado Hildebrando, etc. , todavía le reprocharan al Peje haber despreciado el primer debate - error que Dick Morris hábilmente magnificó- con el entonces aún desinflado Felipe, o por haber llamado chachalaca a la chachalaca Fox. El Peje no hizo nada ilegal y pagó la cuenta solo y con “caballo”.
Guardaron la forma los Chuchos frente a AMLO, aunque cuando se dio la vuelta se apresuraron a cambiar el fondo. Tienen razón los fascistas que celebran “su” victoria dentro del PRD, no obstante que por la misma citada forma todavía hoy todas las tribus (a riesgo de ser abucheadas como lo fue el gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca, travesti político igual que Sabines, gobernador perredista de Chiapas) se opongan a un reconocmiento oficial del espurio Calderón.
Lograron cerrar la elección del futuro presidente del PRD a la ciudadanía y dejarla “sólo para militantes”. Abierta al público, la elección sería una réplica de la elección del 2006. La gente se volcaría a votar por AMLO o su representante Alejandro Encinas, ese sí leal a carta cabal. El Peje sigue tan fuerte que por ello los neopanistas que se ufanan como Fox en decir “yo no leo nada” y “qué bueno que hubo fraude”, han vuelto a sacar del polvoriento armario fascista aquellos videos goebbelianos sobre el monstruo López Obrador.
¿Chucho Ortega será el pragmático jefe del PRD? ¡Le cae bien a los panistas! Y el otro Chucho, Zambrano, paisano sonorense y muy amigo de Beltrones, construirá la alianza PRD - PRIAN, mediante un plan ranchero dizque fortalecedor del Poder Legislativo y sobre todo vitamínico para Calderón, que trae el jefe priista del Senado.
La única salvación para que el PRD no se convierta en “Chucherías” es el equilibrio de mujeres perredistas que son de primera, siempre y cuando no se enamoren de algún cursi argentino agente prianista. ¡Qué diferencia con las que Diego Fernández llamaba con un desprecio, que a las zonzas les producía titilaciones, El Viejerío !
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