Se solicita niño para tapar el pozo
Andrés González Prieto
Miércoles 23 de Julio de 2014

Hace unos días tuve la desagradable experiencia de estar a punto de fallecer a causa de intentar salvar a mi hija menor. La trama se desarrolló en las quietas aguas de la bella laguna Nainari; Mi pequeña hija se entretenía en la orilla de un maleconcito dándole pan a los patos que alegres consumían lo que les quedaba a pico. En un instante, segundos, la niña perdió el equilibrio y cayó al agua, claro, también en términos de milésimas, la reacción paternal fue aventarme al agua y lo hice.

No era problema, ya que se nadar, pero mi niña no, entré al agua, viendo como mi hija resbalaba en la pendiente de concreto a desnivel, e intenté sin éxito empujarla a la orilla, ya que la lama de la superficie en cementada en declive me lo impedía. La niña comenzaba a desesperarse y tomar agua por más de mis intentos de empujarla hacia arriba, ya que una pared en declive de 60 o más centímetros y además unos escaloncitos (que es donde trastabilló la niña para perder el equilibrio)  impedía que alguien la tomara de la orilla. Comencé a zambullirme por la desesperación de la niña, cuando, provincialmente un policía saltó a ayudar a resolver la situación. Y gracias a la ayuda recibida pude resolver el problema. En primer lugar, la niña no tenía más que una empapada y el susto que   duró minutos. Sin embargo, aparte de aceptar la responsabilidad que me toca por el presunto descuido, la niña estaba viva y no ocurrió una tragedia (de tragos- muerte) Por la noche por tv se me buscaba, muchos decían que me había ahogado (normalmente lo hago en un vaso de agua) y al día siguiente me pidieron una entrevista, a la que accedí, por dos razones. Primera para agradecer públicamente al agente para mi desconocido (se alejó del lugar) por su valiosa intervención para salvar a mi hija. No me puse a pensar, que tanto intervino,   no podría pensar que hubiera pasado sin su ayuda.  Su nombre José Carlos Servin Aguilar. Y la segunda para señalar, que es un sitio de alto riesgo para los niños y adultos que no sepan nadar, ya que la pendiente en cementada en declive y además los seis escalones de escasos 8 centímetros aumenta la posibilidad de un resbalo, tropiezo para cualquiera.
 
Un comentarista de tv, encausó la culpa de eventos como ese a los padres (no me admira su criterio), sin olvidar que las reacciones de los niños son impredecibles, y los accidentes son por su imprevisibilidad actos no programados, pero el mencionado comentarista para nada mencionó, ¡qué bueno que se salvó la niña! Solo hizo mención a la culpabilidad de los padres. En el mismo segmento se entrevistó al titular  de protección civil municipal el  señor Reynaga, quién expresó que la responsabilidad era ¡De los padres!  Y que con este eran ya 2 los casos registrados y me pregunto, ¿no es esa estadística suficiente para demostrar que las medidas de seguridad tomadas a la fecha, no son suficientes? ¿Por qué se ponen chalecos salvavidas los que rentan lanchas? Por la posibilidad remota de que caigan al agua. ¡Claro que nadie renta una lancha para tirarse al agua! Pero en la remota posibilidad de que cayeran al agua, los salvavidas eliminan el riesgo convirtiéndolo en un chapuzón en vez de una tragedia!
 
El lugar (donde se le da a comer a los patos) no tiene avisos  que indiquen el riesgo y la posibilidad de un accidente (si ya existieron, quiere decir que hay riesgo) y para agotar el 99% de la posibilidad, fuera mucho pedir un pequeño barandal para impedir que niños como los de las estadísticas o padres que se divierten motivando a sus hijos para que se accidenten, tengan trágico final?

El día de antier el niño Manuel Aarón Rivas García de 4 años estuvo a punto de morir ahogado, al resbalar dándole de comer a los patos en la misma área.

Felicidades a los elementos policiacos de este caso y el mío, ¿los premiaran a ambos?

¿Se solicita un niño ahogado, para tapar el hoyo? Es Cuanto.

 
 

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