Es el principal argumento para que dejemos pasar la Reforma Energética sin reclamos a nuestros legisladores.

En sus visitas, actiidades preelectorales, conferencias de prensa legisladores del PRI y el PAN aseguran: Con la Reforma Energética van a bajar las tarifas de la luz y el gas.

Y sus palabras son repetidas por los dirigentes de sus partidos, por funcionarios, seguidores y dirigentes empresariales: Con la Reforma Energética van a bajar las tarifas de la luz y el gas.

Nada más lejos de la realidad. Expertos en estos temas han confirmado que los precios de la energía eléctrica y el gas no bajarán por la aprobación de esta reforma. Cuando menos no bajarán en los próximos 20 años.

Lo más probable incluso es que esas tarifas suban en los próximos años, aseguran los especialistas. Antes de aplicarse incluso ya propició la eliminación de subsidios que beneficiaban a consumidores domésticos y de sectores productivos.

En Sonora este año aún permanecerá el subsidio, pero en los próximos años, como en el resto del país, irán desapareciendo.

Por lo pronto la mencionada Reforma ya ocasionó que a todos los mexicanos se nos cargue el pago de la deuda de Pemex llamada "pasivo laboral",  la llamada Pemexproa, y en torno a la cual se ha difundido que esto se debe a la corrupción sindical que impera en esta industria.

Sin embargo, la verdad detrás de esto es la necesidad de "limpiar" Pemex para ir cediendo sus actividades a empresas extranjeras sin que éstas deban heredar los costos de la ineficiencia y corrupción.

Otra condición que señalan los expertos son las fuertes inversiones que harán las empresas extranjeras y nacionales que ingresen a este sector.

Para recuperar dichas inversiones necesitarán vender sus servicios al consumidor al costo real de producción. Las empresas privadas no aplicarán ningún subsidio porque su objetivo es el lucro no el beneficio social.


Falso, la baja de tarifas: Aureoles

En la Cd. de México, el coordinador de la bancada del PRD, Silvano Aureoles, aseveró que con la reforma energética no van a bajar los precios de la luz ni del gas; por el contrario, la reforma traerá perjuicios a la población sobre todo en el rubro de la propiedad de la tierra y en la contaminación de los ecosistemas.

Al fijar la postura del PRD sobre las leyes secundarias, en la recta final de la reforma energética en la cámara de diputados, enfatizó que los cambios realizados en la legislación no apuntan al mejoramiento de las condiciones de vida de los mexicanos.

Con “argumentos falsos” se habla de beneficios que la gente nunca verá. No va a bajar el precio de la luz ni del gas, ni mucho menos de la gasolina. Y no estamos de acuerdo de que se le siga mintiendo al pueblo de México con una campaña mediática de que bajarán los precios, refirió.

Destacó que el precio de los combustibles está lejos de bajar; los defensores de la reforma les mienten a los ciudadanos porque en el mejor de los casos ese beneficio se estará viendo en una década, dijo.

Aureoles Conejo señaló que el contenido del dictamen crea instrumentos para que la ganancia en las actividades de explotación del petróleo y de hidrocarburos paren en manos de particulares en vez de ir a programas sociales de educación o salud.

En concordancia con las fracciones del Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, se pronunció en contra de la reforma energética porque legaliza el despojo a la Nación de sus recursos naturales que han significado tanto para la historia y el desarrollo de nuestro país como es el petróleo y la energía eléctrica.

Y el PRD votará en contra convencido de que es posible modernizar la industria del petróleo y la luz sin tener que privatizarlas enfatizó.

Precisó que con esta reforma se le obliga a Petróleos Mexicanos y a sus subsidiarias a desprenderse de la infraestructura, atribuciones y tareas, para que las dependencias de la administración pública federal centralizada federal las puedan poner en manos de particulares, con todo y sus ganancias.

Apreció que la reforma energética es parte del modelo económico neoliberal que ha retomado el PRI, modelo caracterizado por la concentración de la riqueza en pocas manos y que ha llevado a México a ser uno de los países más desiguales de la tierra con males como pobreza extrema, violencia, migración y el rompimiento del tejido social.