No le está apostando el PRI en Sonora a sus fortalezas, pese a que tiene precandidatos de primera línea y que existen condiciones para que recupere la gubernatura
 
Bernardo Elenes Habas

Es evidente. No le está apostando el PRI en Sonora, a sus fortalezas, pese a que tiene precandidatos de primera línea para la gubernatura, y que las condiciones objetivas y subjetivas están dadas para que recupere el mando.
  
Se vuelve notoria la forma en que, desde hace tiempo, tendió dicho partido una línea de encono a través del dirigente estatal Alfonso Elías Serrano, quien sistemáticamente difunde y magnífica todo lo que sea criticable en la estructura gubernamental; y por supuesto, también los diputados surgidos del tricolor obedecen a esa estrategia de desgaste, como ha sucedido en diversas actividades externas de los legisladores, en las que se incluye sus informes, tal como lo hizo recientemente el coordinador de la fracción tricolor, Samuel Moreno Terán.

Hace algunas semanas el secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional priísta, José Encarnación Alfaro Cázares, acuñó conceptos importantes que se quedaron grabados en el ánimo de sus correligionarios, al afirmar que como partido “no podemos apostarle a las fallas de Acción Nacional, por eso es necesaria la organización, postular al mejor candidato o candidata al Gobierno del Estado”.
  
Por supuesto que Alfaro Cázares tiene razón, debido a que posee amplia experiencia sobre la influencia negativa del acoso político, porque no ha olvidado que fue impulsor de una de las campañas de odio más fuertes que se hayan generado en Cajeme contra el entonces candidato del PAN a la presidencia municipal Jesús Félix Holguín, en el 2003, y ésta, en lugar de dañarlo, lo consolidó en la conciencia de la ciudadanía, quien lo convirtió en su alcalde por segunda ocasión.

Hoy, José Encarnación, observador, analítico, buscador de reacciones entre los efectos que provoca la actividad política, sabe que la avasallante campaña de odio abierta y sin treguas contra sus enemigos políticos, misma que tenderá a agudizarse cuando el proceso electoral esté en su apogeo, podría revertirse en contra del PRI por más buenos candidatos que posea; por ello quizás sopesa que la sociedad civil es impredecible, pero también es inteligente y tiene memoria histórica, porque puede recordar que la Entidad ha tenido Gobiernos priístas que no han sido modelo de rectitud, perfección, honestidad, y que por lo mismo no están en aptitud de lanzar la primera piedra.

Por eso es válida la semilla que sembró El Pepe Alfaro, con una reflexión que los priístas deben analizar muy a fondo: El PRI debe de ser un partido que no sólo mantenga la unidad, sino que fortalezca su estructura y escoja muy bien a quien vaya a representarlo en la próxima contienda electoral.
  
Y es que, el gran dilema del tricolor en estos momentos, en el que están inmersos los grupos de poder y la estructura nacional, gira en torno a quién será su candidata o candidato, porque de no actuar con sabiduría y sensibilidad social más que política, el PAN podría repetir en Sonora.

Le saludo, lector.