Vertiente
Bernardo Elenes Habas
Viernes 08 de Agosto de 2014

El PRI vive la encrucijada de nominar candidato por Sonora, porque sus notables saben que son otros tiempos, y que si se equivocan, existe oposición fuerte.- El laberinto por el que se desplaza el tricolor fue construido por sus caudillos

Bernardo Elenes Habas


Hoy viernes y mañana sábado, Ernesto Gándara Camou, El Borrego, realizará intensa gira de trabajo por Cajeme.
  
Más allá de pasiones política y partidistas, debe reconocerse que Ernesto es de los precandidatos más posicionados del PRI, donde, ciertamente, es notoria la lucha interna entre aspirantes para que se impriman sus nombres y fotos en las boletas electorales del 2015, pretendiendo relevar en Comonfort y Paliza a Guillermo Padrés Elías, y de paso, clausurar las aspiraciones del PAN a seguir siendo gobierno.

Es esa la búsqueda de El Borrego, pero también de Claudia Pavlovich Arellano, Antonio Astiazarán Gutiérrez, Samuel Moreno Terán, Jesús Alberto Cano Vélez, y muy en el fondo, sueña también con un milagro que lo vuelva a colocar en los escenarios del proselitismo deslumbrante que ya vivió, Alfonso Elías Serrano.

He sido testigo -como reportero-, de la presencia de todos ellos en este municipio de soles despiadados, en tiempos distintos, pero con un mismo objetivo: lograr sembrarse, a través de sus discursos, sus trayectorias, su lenguaje corporal que la gente del pueblo sabe interpretar a cabalidad, en la conciencia ciudadana, para que se les abran las oportunidades de las decisiones en los altos niveles del Revolucionario Institucional, donde hoy, como ayer y siempre, se construyen candidaturas y gobiernos, aunque a veces, por caprichos o compromisos con la nomenclatura del poder, se equivoquen, y hundan en las turbulencias a la Entidad, como sucedió en el 2009.

Y, sin duda, en ese devenir de pasiones y sueños electorales, es notoria la fortaleza, la hechura política, el dominio del escenario y la construcción de un discurso claro y fluido, con esencia, de Gándara Camou.

Cierto, Claudia Pavlovich tiene también lo propio; pero se aprecia que está en un proceso de maduración que no ha concluido, y que en el futuro inmediato la convertirá, sin duda, en oficiante de la política y líder de las causas sociales de primer nivel.

No obstante, para los dirigentes de grupos poderosos, esos importantes detalles no son significativos, a pesar de que en el ejercicio político dichos valores son determinantes, porque de la inteligencia, sensibilidad y preparación de los servidores públicos, depende el futuro de los pueblos, su inclusión en los mapas del desarrollo, y las alternativas de construir al nuevo hombre, el que impulse las sociedades que los tiempos exigen.

Pero, no todos los notables del PRI, como ciertamente sucede también en el PAN y PRD principalmente, tienen esa visión de grandeza plural y definitiva por las comunidades y su gente; circunscribiendo sus actos a símbolos económicos, a valores de mando sin límites que desbarra en el autoritarismo; al ejercicio del poder ciego, sin más horizonte que el del poder mismo.

Y, precisamente, esa filosofía ácida del ejercicio del poder, es lo que corroe los nervios de la democracia, porque es revestida con antivalores, demagogia, paternalismo, retorcimiento de las leyes para hacerlas parecer justas y equilibradas, aunque sus beneficios inducidos solamente sirvan a los pocos que gozan de lo superfluo; sin importar que los muchos, sigan careciendo de lo estricto.

Por ello, el gran dilema, la gran encrucijada que prevalece al interior del PRI en Sonora, y por supuesto en su nivel nacional por la vertebración de compromisos y valores entendidos que rebasan sus estatutos y declaración de principios, es la nominación de candidato para el 2015.

Los notables del tricolor se niegan a sopesar lo evidente en Sonora, y prefieren construirse sus propios escenarios, sus metáforas políticas que les permiten avizorar horizontes que, quizás, nunca llegarán; primero, porque hay oposición fuerte; segundo, porque los propietarios de los votos, el 60 por ciento de la ciudadanía que no es cautiva de ningún partido y que siente repudio por las cofradías que se sienten propietarias del quehacer político, es impredecible, sabe diferenciar, y suele dar sorpresas históricas.

El PRI, en Sonora, se desplaza en un laberinto que sus mismos caudillos edificaron, desde donde creen que manejarán todo el tiempo los procesos políticos y el poder público, cuando la realidad convulsionante está afuera de esos muros.

Le saludo, lector.

 
 

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