El agua secuestrada del Valle del Yaqui, pese a los augurios de algunos políticos que lo dan como caso cerrado, volverá a estar en el proceso electoral del 2015, y será factor de triunfos y derrotas
Bernardo Elenes Habas
El tema del agua secuestrada del Valle del Yaqui, de la Nación Yoreme, sigue en la mesa del debate. Y no son los políticos, con sus siglas, sus colores y sus intereses a cuestas, quienes la mantienen ahí, sino la sociedad civil.
Ese problema, ese germen desgastante que condena a una amplia porción de la geografía sonorense a la incertidumbre, al deterioro ecológico, a la clausura de horizontes en su vocación natural de desarrollo, lo han registrado inteligentemente y con amplia sensibilidad humana y social, las familias de los campesinos, de los obreros; las nuevas generaciones de profesionistas, los estudiantes preocupados por su futuro, las mujeres que son semilla y luz de sus hogares y que aprecian al municipio como la gran casa común que cobija sueños e ideales, que construye puentes hacia el progreso y no soportan que alguien, por ambiciones ciegas, por intereses políticos y económicos, por vendavales de sexenios, se los derrumbe y los condene a ser tierra yerma, desierto que revierte el ciclo del florecimiento al que lo condujeron manos y mentes prodigiosas, hombres y mujeres que lucharon contra la adversidad, desbrozando parcelas, construyendo canales, abriendo surcos para sembrar la semilla del futuro, plural y legítima, capaz de convertirse en espiga, en alimento, en empleo, en vivienda, en escuelas, en salud, en justicia social.
¿Qué el agua en Cajeme, en Sonora, no será ya tema electoral a través de cual la ciudadanía fije su posición histórica, sobre una herida que no cicatriza en su corazón traicionado?
Eso es lo que quisieran los oficiantes del poder público, los que desde elevados niveles de los partidos forjan acuerdos entre sí, soñando con seguir en las nomenclaturas de mando de la Entidad, para concluir con impunidad su misión de saqueo, aún inconclusa.
En su visita a Cajeme, el nuevo dirigente nacional del sector campesino del PRI –CNC-, senador Manuel Humberto Cota Jiménez, no hizo una definición frontal sobre el caso, sesgó sus opiniones, habló de la reconversión agrícola y de aspectos jurídicos, quizás porque no avizora los horizontes inciertos que si presienten los campesinos, los agricultores, los otrora guerreros coyote de la etnia.
Muchos de los asistentes a la reunión con Cota Jiménez, quien estuvo acompañado de los aspirantes a la candidatura priísta por la gubernatura, Ernesto Gándara Camou, Claudia Pavlovich Arellano, Antonio Astiazarán Gutiérrez, asimismo por el dirigente estatal de la CNC, Nacho Martínez Tadeo, el alcalde Rogelio Díaz Brown, los diputados Faustino Félix Chávez, Alfredo Carrasco Agramont, Abraham Montijo Cervantes, coincidieron con el líder cenecista en que la reforma y reactivación del campo mexicano, no puede esperar para mañana y debe perfilarse con pasión humana y nacionalista desde ahora, buscando la recuperación por años abandonada, de una de las principales actividades del país: la producción de alimentos.
Pero también opinaron en corto, con el columnista, que la herida abierta en el pecho del Valle, con la confiscación unilateral de sus aguas, debe ser tratada con inteligencia, sensibilidad y rectitud en la aplicación de las leyes, para que no las retuerzan a su favor astutos políticos, malos sonorenses, que jamás se han puesto de pie ante un surco a mirar la grandeza del Valle, a sentir en sus manos la fortaleza de Sonora, a definir sin egoísmos la certeza clara y llana de la justicia.
Por lo pronto, a nadie debe de extrañarle que un problema dado por resuelto por quienes así les conviene –el agua secuestrada-, volverá a tener presencia en el proceso electoral que viene, tanto así que los precandidatos del PAN, ante el temor de lo que viene, se mueven en Cajeme, incluído Javier Gándara Magaña, con el señuelo de enemigos del acueducto Independencia, para ganarse la simpatía y voluntad de ciudadanos que los miran y escuchan con recelo.
Le saludo, lector.