En el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, volvemos a una de sus grandes obras para recordar sus sentencias más significativas.
La esperanza y la vida
Probablemente de todos nuestro sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.
El amor
Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa.
Vivir de otra manera
Pero habría que vivir de otra manera. ¿Y qué quiere decir vivir de otra manera? Quizá vivir absurdamente para acabar con el absurdo, tirarse en sí mismo con una tal violencia que el salto acabara en los brazos de otro.
El valor de empezar de nuevo
Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo.
El tiempo
Todo dura siempre un poco más de lo que debería.
Envejecer
Después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás.
Preguntas y respuestas
El hombre es el animal que pregunta. El día en que verdaderamente sepamos preguntar, habrá diálogo. Por ahora las preguntas nos alejan vertiginosamente de las respuestas.
La risa y las lágrimas
La risa ella sola ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la tierra.
La música
¡Música! Melancólico alimento para los que vivimos de amor.
Ser uno mismo
Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo.