Modernizar el formato para que el Presidente de la República regrese al Congreso de la Unión a rendir su informe anual de gobierno, como exige un país que se presume democrático, no es prioridad para la bancada del PRI en San Lázaro. “Eso ya le toca a la siguiente Legislatura”, nos dijo el diputado Manuel Añorve, brazo derecho de Manlio Fabio Beltrones.
El mismísimo coordinador de los diputados del tricolor ya no tenía el entusiasmo mostrado la víspera, cuando habló de la necesidad de contar con un formato que incluyera preguntas y respuestas, para así contar con una “Presidencia moderna”.
Nos topamos con Manlio en el hotel Four Seasons. Le preguntamos sobre el tema. Su actitud era otra. Nada qué ver con la generosa y larga explicación que dio la víspera para destacar la necesidad de que se retome el diálogo directo entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, suspendido en el sexenio de Felipe Calderón con el argumento de que la izquierda lo utilizaba para denostar al Presidente.
El político sonorense se limitó a hacer un guiño de ojo y siguió su camino. El contraste era absoluto. ¿Qué pasó? Lo dejamos a su imaginación.
Si tomamos en cuenta las reacciones de los dos priistas podríamos deducir que el 3º Informe de Gobierno del presidente Peña será una réplica de los dos primeros.
Entrega por escrito en el Palacio Legislativo. Mensaje con invitados y aplausos en Palacio Nacional.
¿Para qué exponer al Presidente a interpelaciones y posicionamientos críticos de los opositores? “Pero qué necesidad…”, diría el clásico Juan Gabriel.