Las vaguedades de E. Gándara y Cárdenas
Sergio Anaya
Lunes 13 de Octubre de 2014

¿Cómo combatir la creciente pobreza en el sur de Sonora?

En conferencia de prensa el sábado por la mañana, Ernesto Gándara Camou respondió a esta pregunta con palabras trilladas e inexactas, muy comúnes entre nuestra clase política: "Es necesario crear condiciones para generar riqueza", y entonces habrá más empleos y mejor pagados.

Desde la década de los ochenta venimos escuchando esa frase común esgrimida en primera instancia para aplastar al populismo de los setenta que, señalaban los críticos, pretendía repartir la riqueza antes de crearla y terminaba así generando más pobreza.

Después la frase o "cliché" se usó para justificar la política privatizadora de los años noventa y lo que va del presente siglo.

Y hoy, como lo hizo el senador casi candidato, es la salida fácil de los políticos mexicanos cuando se les recuerda que todos sus intentos y reformas estructurales no han servido hasta el momento para aliviar la difícil situación socioeconímica que vive un alto porcentaje de la población mexicana.

Palabras vagas, frase común, salida fácil, como queramos llamarles, el objetivo es el mismo: Justificar la política privatizadora radical que ha empobrecido a las mayorías y enriquecido aún más a unos cuantos. Un perfil de gobierno en el que se mueven los declarantes y donde aspiran a escalar posiciones.

En el caso del sur de Sonora, el popular "Borrego" Gándara tal vez ignora que en los valles de esta región se ha generado mucha riqueza agropecuaria y minera en las décadas recientes. La producción del campo no se ha detenido e incluso ha aumentado gracias a la tecnología. Lo mismo podría decirse de la minería y la acuacultura, que con todos sus problemas recientes sigue manteniéndose como una actividad rentable.

No se trata pues de "generar riqueza" para derramar sus beneficios desde lo más alto de la pirámide social hacia las clases ubicadas en la base de dicha pirámide.

La generación de riqueza no se ha detenido. Y esto puede verse con claridad en el crecimiento de fortunas familiares y en la aparición de otras nuevas. En la construcción de colonias residenciales de primer nivel y en el sofisticado conusmo de los estratos sociales más favorecidos.

Riqueza hay, el problema es su injusta distribución. He aquí "el meollo del asunto".

Ni Ernesto Gándara ni los otros aspirantes del PRI o su primo "Javier el panista", tampoco Figueroa o Guevara presentan o insinúan algún proyecto que promueva el inicio de una distribución más justa de la riqueza en el sur del Estado.

Y no porque la ley electoral se los prohiba; los limita su formación política. Están hechos para ejercer el poder como un instrumento para beneficio personal y del grupo que los impulsa, al tiempo que negocian con otros grupos. Obedecen a una tradición donde los gobernadores tienen seis años para enriquecerse junto a los suyos, labrarse una carrera hacia arriba y cumplir con los dictados del presidente en turno.

Intentar una distribución más justa de la riqueza es una posibilidad lejana para quienes como gobernadors quieren ser buenos "virreyes" al servicio del presidente en turno.

Y por eso la única respuesta que pueden ofrecer es la misma respuesta vaga que nos dio Gándara.


¿A qué vino Cuauhtémoc?

Cuando Cuauhtémoc Cárdenas atentó contra la estabilidad del sistema político mexicano y pudo haber alcanzado la Presidencia de la República, sus acciones y declaraciones eran satanizadas por políticos priistas y panistas por igual.

Era el "demonio personificado", objeto de todo tipo de burlas e insultos.

Luego, cuando su liderazgo en la izquierda fue ocupado por Andrés Manuel López Obrador, Cárdenas se opacó y para contrarrestar la fuerza creciente de AMLO, los antiguos opositores a Cuauhtémoc empezaron a llamarlo "el líder moral de la izquierda".

Parece que esto le gustó al ingeniero y desde entonces se convirtió en un político cómodo para el poder presidencial panista o priista. Es negociador, mesurado, no habla más de lo necesario.

Y en esta nueva posición parece sentirse muy cómodo, según lo demostró en su reciente visita a Cajeme.

A todas las preguntas que le hicieron los reporteros de prensa, internet y radio contestó siempre con evasivas y ambigüedades. No decía nada "comprometedor", sólo comentarios vagos, aburridos.

Y por eso los reporteros se quedaron con la misma inquietud: ¿A qué vino Cuauhtémoc Cárdenas si no quiere hablar de nada?

Sólo cabe una explicación: Le gusta ser exaltado como un "lider moral".

 
 

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