El centenario de José Revueltas
Agencias
Jueves 20 de Novimiebre de 2014

Hombre telúrico y convulso como sus letras, rebelde y crítico, José Revueltas supo sumergirse en las profundidades de la sociedad para darle voz, sobre todo, a los proscritos, a los condenados de la tierra. Su obra contiene elementos fundamentales y recurrentes, sobre todo dos: el espacio carcelario y la condición del mexicano ubicado en una naturaleza inhóspita que lo rebasa y lo apabulla.

Nacido el 20 de noviembre de 1914 y apresado a los 15 años por su activismo político, encarcelado en las Islas Marías dos veces (la primera antes de ser mayor de edad), interno también en el penal de Lecumberri, tenía que escribir de lo que conoció en carne propia: de su primera novela Los muros de agua (1941) hasta El apando (1969), Revueltas retomó el ámbito atroz de la cárcel y sus habitantes desventurados.

Sin embargo, más allá de las temáticas que abordó (que en sí mismas lo harían ya un narrador trascendente), Revueltas  también es fundamental en las letras mexicanas. Puso en movimiento un intento muy significativo por romper cierto canon de la novela mexicana de esos años e incorporar la narrativa de la novela moderna que se escribe ya en Europa y Estados Unidos.

Revueltas es un personaje interesante y complejo. En el plano ideológico, por ejemplo, “va del comunismo estalinista de los años 30 y 40, hasta la autogestión que promueve y divulga desde fines de los años 60 hasta su muerte, pasa también del nacionalismo revolucionario casi al anarquismo pues se decepciona de todos, deseando siempre una izquierda libre y democrática que no llegó a ver”, señala el investigador y escritor Álvaro Ruiz Abreu.

Pero por donde se le mire, Revueltas es fundamental en las letras mexicanas. “Quien se introduzca a su obra encuentra las distintas caras de México. Es un autor que sigue vigente porque aún hay muchos jóvenes que lo siguen, lo estudian. Una vez que lo empiezan a conocer, las nuevas generaciones encuentran en él toda una posibilidad narrativa real, efectiva, interesante, de varios matices, llena de símbolos, poblada de elementos muy importantes. Eso quiere decir que la obra de Revueltas le estaba hablando al futuro”, establece Ruiz Abreu.

Es autor de obras como: Los muros de agua (1941), El luto humano (1943), Dios en la tierra (1944), Los días terrenales (1949), En algún valle de lágrimas (1957), Los motivos de Caín (1958), Dormir en tierra (1961), Los errores (1964) y El apando (1969), entre otras.

(Con información de cultura.df.gob.mx/José Martín Juárez)

 
 

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